08

73 4 1
                                    

UNA VEZ MÁS

—Por favor Hyunjin, te necesito, por favor.— murmuró sobre sus labios. Hyunjin no pudo evitar morder su labio ante la desesperación del rubio.

A la mierda todo, el también lo necesitaba.

—Mierda, ven aquí.— dijo antes de unir sus labios con rudeza. Siempre que escuchaba la voz de Felix, de su Felix, no podía evitar ceder. Los días que paso en el infierno– qué en el mundo mortal eran semanas – lo estaban volviendo completamente loco. Felix lo atraía hacia él como un imán, sus amigos demonios se le burlaban por verlo tan frustrado.

¿Cómo puede ser que un simple mortal te tenga a vos, "príncipe del infierno" en la palma de su mano?

Pero Felix no era cualquier mortal, era su mortal.

Su ángel caído.

Su alma perdida.

Su todo.

No solía creer en todas esas mierdas cursis que le enseñaron en el cielo, porque si bien, Hyunjin parecía un imbécil que sólo quería poder. Había crecido en un ambiente tan superficial e hipócrita que le costaba creer o entender como es que los humanos llegaban a enamorarse y unir sus vidas.

Más que nada cuando veía bodas en la iglesia, le molestaba que esten alabando algo que podria llegar a salir mal. Era esa hipocresía que veía en los ángeles y en su todo poderoso de que, sí no eras de tal forma eras excluido. Siempre le costó confiar en que la misma gente que "aceptaba todo eso" dejen de lado otras cosas que no estaban bien y se ponía a pensar que nadie nunca se tomaría muy en serio nada de lo que es su idea en el amor.

Para él, el amor tenía que ser algo que se base en darse cariño y afecto mutuo. Vos elegías si darlo o no darlo, o de que forma darlo, no importa que seas, que quieras ser, que te guste o lo que sea.

Muchas lunas antes de que lo destierren, empezó a experimentar y a "jugar" con sus dotes, dando el resultado de que podía transformarse en dos de sus animales favoritos. Los gatos negros, y los cuervos. Solía visitar en su forma de ave a los humanos, y miraba con incredulidad como alguien que juraba amar a otra, la dañaba de forma tan cruel.

Amar es una elección, siempre pensó eso.

Pero lo que él no sabía era que uno no elije de quien se enamora, simplemente sucede.
Y eso le aterraba tanto. Tanto que cuanto se dio cuenta, se aisló para pensar en que mierda hacer.

Sin embargo ahora, con sus labios encima de los del rubio que lo tenía completamente enamorado. Sabía que siempre iba a sentir la misma conexión que sintió desde el primer día que lo vio. El como su pureza iba más allá de lo visual y no lo juzgó en nada.

Era un idiota, porque de todas formas el pensamiento de tener que irse y visitar a escondidas a Felix en las noches para encontrarlo completamente destruido, lo mataban internamente.

Pero aprovecharía este día demasiado, porque sabía que Felix había sido el gran amor de su vida en cada reencarnacion de Lucifer, y no lo dejaría ir tan fácil. 

Ambos, aún en el bosque no pensaron en nada ni en nadie. Se dejaron llevar, se dejaron sentir, sentir esa conexión entre sus cuerpos y sus almas, saber que cada toque, cada roce, cada suspiro, cada caricia, cada perdida de aliento era solo entre ellos.

Todo el mundo, todo el multiverso podía irse a la mierda por unas horas, ellos no se soltarian tan fácilmente.
El bosque ya estaba volviendose muy frío, aunque sin detenerse, el demonio cambio de lugar con tan solo un chasquido, de pronto los arboles ya no se veian y solo se podía ver la habiacion del rubio.

Nadie sabe cuanto tiempo estuvieron demostrandose lo mucho que se habían extrañado, pero sabían que no había sido suficiente. Aunque para la mala suerte de Hyunjin, él era el único inmortal así que ahí estaban, una vez más. Tratando de regular su respiración en los brazos del otro.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Felix, se maldecía en sus pensamientos, intentando no decirle todo lo que no había podido decirle en esos insufribles meses

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Felix, se maldecía en sus pensamientos, intentando no decirle todo lo que no había podido decirle en esos insufribles meses. Pero había pasado tanto tiempo, toda una vida.

—Estas pensando mucho.— afirmó la voz de Hyunjin sobre su cabeza, levantó la mirada tímidamente y sus ojos cafés se encontraron con esos ojos que solían carecer de emoción, pero cada que lo miraban brillaban de una forma tan hermosa y genuina.

—Me siento algo... confundido. Diferente, tengo ganas de llorar pero a la vez quiero decirte tantas cosas.— el demonio se alejo un poco para verlo mejor, pero sin soltarlo.

—Dímelas, no voy a irme.

Aún. Pensó.

¿Por qué yo Hyunjin? ¿Por qué?— Hyunjin se aturdio un poco así que tomo su silencio para seguir hablando.— Sé que me dijiste que te irías, se que me aclaraste las cosas, pero por que tiene que ser de esa forma. Podrías estar con alguien con quien tengas más posibilidad, y sin embargo el que termina llorandote soy yo.

Vio los ojos con lagrimas frente a él y no pudo evitar sentirse roto. Había sido una mierda, lo había dejado solo cuando más lo necesitaba y de verdad quería tenerlo pero no era algo fácil. Los separaban mundos muy diferentes, pero esa distancia para ellos no era importante.

—Es difícil de explicar, no se por que pero a su vez sí. Tengo muy en claro que esto no esta permitido, pero no quiero alejarme de ti. Tenes algo que hace que me de un vuelco al corazón que creí que no iba a sentir nunca más.— las manos del rubio lo atrajeron a un beso suave, al separarse unieron sus frentes descansando en el otro.

Se miraban a los ojos con tristeza, pronto iban a estar sin él otro de nuevo, pero eso no iba a impedir que se sigan queriendo. Un silencio cómodo se tornó en esa habitación. Sólo estaban ellos dos, no importaba nadie más.

—Solo prométeme que no vas a irte tanto tiempo...— susurró Felix sobre sus labios.

—Lo prometo mi amor.

The Black Winged ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora