No entendía nada de lo que hacía, más que nada porque mi cabeza daba vueltas sin parar, así que me encontraba dándoles golpes al cierre automático con el dedo índice.
Había decidido no responder a su anterior mentira, y ni me había dignado en mirarle desde que subimos al coche.
Ax estaba absorto en la carretera, y de vez en cuando me miraba de reojo, cómo si quisiera asegurarse de que seguía sin intentar romper la puerta o algo así, cosa que me molestó más todavía:
- ¿Que miras?- inquirí, arrastrando las palabras.- ¿A mi?
No pensaba, no medía mis palabras, pero Ax no pareció sorprendido:
- Si, a ti.- se limitó a encogerse de hombros.- Oye, ahora estás borracha, pero quiero que sepas que el reto no fue nada del otro mundo, y que seguiremos siendo mejores amigos, por si estabas enfadada o algo.
Me reí amargamente, a pesar de no haber entendido del todo:
- Eso ya lo sé, ¿crees que para mi ha significado algo?
Fuí tan borde que se calló durante unos instantes, sin apartar la mirada de la carretera. No había mentido, pero a la vez tampoco había dicho toda la verdad. Quizá fuera que estaba borracha, pero en ese momento sentía que nuestra relación no iba a ser la misma después de eso, sin contar los malentendidos que todavía no habíamos hablado. Parecía que había descubierto otro lado de Ax, y no sería capaz de verlo cada día en la misma casa que yo sabiendo que lo acababa de besar hacía nada. Era muy incómodo. Ahora ya, sumándole el hecho de que me engañaba y en verdad no le importaba y sólo fingía ser mi amigo por orden de Bianca.
- Entonces, no sé por qué estás tan enfadada, y llevas mucho rato así, así que no es sólo por tu estado en estos momentos.- terminó por decir, mirándome fijamente.
- Primera conclusión lógica.- conseguí afirmar sin tropezarme con las palabras.- ¿Podrías mirar la carretera?
Obedeció y volvió a centrarse en el trayecto, pero aún así siguió sin callarse un rato:
- ¿Que hice mal?
- Y todavía preguntas eso...- en otras cirscunstancias habría mentido y ocultado todo, pero cómo estaba cómo estaba, me reí sin gracia, pero aparentemente me descojonaba.- Hay que tener huevos.
Me gustaba verlo tan desconcertado, y negaba con la cabeza, muy confuso por mi reacción.
- No sé de que me hablas, ¿es por lo de saltarte tres retos?
Tenía una excusa perfecta para justificar mi enfado, pero cómo soy tonta, la desaproveché, mirándolo mal:
- Es porque sólo finjes ser mi amigo para que me sienta acogida, Ax, llevas así desde que llegué, y ahora no me digas que no, porque me lo han dicho.
En vez de insunuarlo o simplemente encogerme de hombros, tuve que decírselo, sin rodeos, causando que desviase la vista de la carretera otra vez. Abrió mucho los ojos, sin entender, pero le lancé una mirada que le dejó bien clarito que si me mentía, lo averiguaría.
Tal vez esperaba que dijese lo contrario o que sus amigos me hubieran mentido, por eso aún estando borracha y sin saber lo que sentía, me rompí cuando suspiró, derrotado.
- Mal, te lo juro que lo puedo explicar.
No, ahora no, por favor.
- No, Ax, no quiero escuchar lo que quieras decirme, y menos ahora porque sabes perfectamente que mañana...- giré la cabeza de manera chistosa y le mostré una sonrisa ensayada.- lo olvidaré.
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26 DE FEBRERO
RomanceMalena Singer viaja a Nueva York a estudiar psicología en una universidad lejos de su familia durante un año, alojándose en la casa de la familia Steel. Para ello, trabaja en sus ratos libres en la cafetería de Scott Steel, y ayuda al hijo de este c...