Rebelión [Kamal Verdi de Secramise]

IV

—Sabía que estarías aquí.

—Bienvenido, Kamal.

Haveron riega los crisantemos del jardín del palacio, su mirada está fija en el suelo con su mente demasiado perdida, Kamal se sienta en la banca que está ahí y observa las hermosas flores, sabe que representan a los medios hermanos o hermanas que pudo haber tenido, es un lugar que la segunda concubina cuida más que cualquier cosa, Haveron una vez le conto que la única vez que su madre le puso una mano encima fue cuando por andar de curioso intento arrancar una de las flores.

—Ayer, mi madre estaba un poco ebria, ha pasado un largo tiempo desde que lo estuvo, me dijo los nombres que deseaba ponerle a sus hijos no natos.

—Entiendo.

—Kamal, ¿Qué tan podrida está esta familia?

—Lo suficiente como para irnos al infierno.

—¿Cómo está Dillan?

—¿Tu amorcito? bastante bien, lo envié al este para envenenar el "manantial"—hace comillas con sus dedos—que le da agua a la noble familia materna de la Emperatriz.

—Creí que lo mantendrías aquí para molestar a el primer concubino de Ariana.

—Ya lo dejó bastante loco, hermano, ¿Puedes creer que envió soldados a buscarlo en los suburbios?

—¿Tu base se vio comprometida?

—Por favor, sería muy patético de mi parte que en solo una semana nuestros enemigos descubrieran mi base.

Haveron termina de regar las flores y se sienta junto a Kamal, saca de su bolsillo un papel que le entrega al menor como si fuera un dulce.

—Nuestro informante, decidió decirnos la manera en que Ariana embruja a sus joyas, debo decir que es patética al necesitar mantener hechizados a hombres para que la amen.

—¿Qué esperabas de una niñata mimada?

—Tu igual eres un mimado, Kamal.

—Creo que hay una marcada diferencia en eso, Haveron—su hermano se río con fuerza.

—Solo bromeaba, Kamal, es muy diferente ser mimado por Bavilo que por el Emperador y Emperatriz.

Kamal y Haveron, ambos fueron "mimados" por Bavilo, su hermano mayor, lo que llevaba a tener solo para ellos la atención del mayor y ser los únicos afortunados de degustar la deliciosa comida preparada por el primer príncipe de Azberzela.

—Haveron...—el tono que usa hace que el segundo príncipe sepa que debe ponerse serio.

—¿Si?

—Dime, ¿Cuánto tiempo me das para organizar el plan?

—Tienes una semana, preparare a mis mercenarios y terminaremos de una buena vez con el rosal azul, la flor más venenosa y que pudre esté Imperio.