-¡¿Tú?! ¡¿Que carajos haces aquí?! -preguntó con enojo y confusión Bangchan.
-Matenlo -ordenó Hwang con frialdad, a lo que todos estaban por disparar sus armas sin siquiera dejar hablar primero al intruso.
-¡Esperen! -gritó Jisung, la única cabeza pensante de este grupo de locos suicidas-. Puede tener información valiosa, no sabemos porque está aquí -lo miro con desprecio.
Hyunjin lo pensó durante unos segundos, era cierto, ni siquiera lo habían dejado decir una palabra.
-Yo escucharía a tu subordinado -dijó Yang-. Tengo información que querrás escuchar -comentó levantando sus manos al costado de su cabeza- dejame pasar, y si prometes no matarme, te dire lo que quieras -ofreció con tranquilidad por más que temía por su vida.
-Más te vale que tengas una buena razón para que no te asesiné -dijo con desprecio, sabía que ese tal Yang Jeongin fue quién se llevó a su esposo en primer lugar, aceptar este "trato" solo era para su conveniencia, después lo mataría sin dudarlo.
Y si podía, lo haría sufrir. Una muerte lenta y dolorosa era lo que se merecía por tocar a su Felix en el pasado.
-Bien -entró a la casa con tranquilidad, esquivando todas las armas que lo rodeaban, inmediatamente Bang le quitó el arma que llevaba consigo, del pantalón. Se veía muy seguro de si mismo, a pesar de eso.
Tan seguro que daba asco. -Dejen de apuntarme con sus armas, no van a matarme con lo que tengo para decirles.
-Si no te mato, te cortaré los dedos y te los haré tragar para que después se te pudran las manos y no quede de otra que cortartelas por haber tocado a mi esposo -amenazó nuevamente. Pero eso era algo que pasaría según él, así que técnicamente era un aviso.
-Hyunjin, controlate -dijo Jisung-. Y tú -señalo a Yang, empujándolo al sillón para que se siente- habla ya.
-O juro que te cortaré la lengua -dijo Seungmin ahora.
Bangchan tomó su mano con fuerza, haciéndole entender que debía calmarse y él estaba apoyándolo.
Kim tomó un respiró de aire algo fuerte y escuchó al rubio.
Yang bajo su mirada al suelo, estaba mal traicionar a su jefe y al amor de su vida, pero debía detenerlo, su obsesión estaba descontrolada. Él estaba descontrolado.
-Yo... -suspiro con fuerza- quiero pedir perdón -dijo haciendo una reverencia hacia adelante, inclinándose lo más que pudo.
Todos lo miraron, abriendo sus ojos como si fueran a saltar de sus cuencas. Se esperaban de todo, menos una cosa de esas.
-Nunca estuve de acuerdo con nada de esto, traté de detenerlo muchísimas veces -se refería a Changbin- pero fue imposible -sus ojos se llenaron de pequeñas lágrimas al recordar algunos momentos que dolían en su corazón por culpa de Felix-. Yo amo a Changbin, hace años traté de enamorarlo y hacer que olvide a Felix, pero no pude y nunca lo detuve sabiendo que lo que hacía estaba mal.
-Si, lo sé -afirmó Bang-. Se que estabas enamorado, y muchas veces te golpeó por esa razón, era horrible -recordar todas las veces que tuvo que cuidar y sanar las heridas de su ex compañero no era algo que le gustará.
Ante sus ojos, era tan solo un niño.
Un niño que cayó al lado equivocado de la vida; al lado oscuro donde reina la maldad.
Tomo malas decisiones, y lo llevo a conocer a Changbin, refugiándose en él como su aprendiz, allí conoció a Bang y a Hannah y se hicieron buenos compañeros de trabajo.Hasta que las cosas cambiaron. Cambiaron por culpa de Changbin.
Asesinó a Hannah por errores de Chan, por más que ella no trabajaba para él, ella pagó las consecuencias, además golpeaba a Jeongin porque lloraba por su muerte, era horrible.