Capítulo 3

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La noche se había vuelto más fría mientras caminaba de vuelta a mi casa. Aunque me había prometido no dejar que la situación me afectara demasiado, no podía evitar sentir una punzada de tristeza cada que pensaba en cómo se había preparado para la noche, solo para terminar sola.

Al llegar a mi casa, abrí la puerta con las manos temblorosas deseando ya estar en su sofá y olvidarme del desastroso intento de cita. Al abrir la puerta me encontré a Nora ya allí con una pizza.

-Para olvidarnos de los chicos que no sabes lo que se pierden-dijo levantando un trozo de pizza a mi de brindar

-Eres increíble. No sé qué haría sin ti

Ambas brindamos y nos sentamos en el cómodo sofá, la pizza entre nosotras como un consuelo tangible.

-No me puedo creer que haya esperado casi dos horas. Quiero decir, ¿quien hace eso?

-Claramente alguien que ni merece tu tiempo. Y te lo digo enserio, Maya . Eres increíble y mereces a alguien que al menos tenga la decencia de cancelar si no puede llegar.

-Si, lo se. Solo... pensé que podría ser diferente esta vez, que no me pasaría como otras veces- dije entre suspiros

-A veces, queremos creer lo mejor de las personas, incluís cuando no nos dan motivos para hacerlo. Pero sabes que,es su pérdida. Y está experiencia no define tu valor-dijo poniendo su mano sobre la mia

La conversación se desvió hacia temas más ligeros, cosa que agradezco mucha ya que hubo risas llenando el espacio que antes estaba teñido de decepción. A medida que la noche avanzada me sentía más agradecida por tener a ñora, cuya presencia era un recordatorio de que no estaba sola.

-Deberíamos hacer esto más a menudo, no esperar a tener corazones rotos para disfrutar una buena noche de chicas-dije más animada.

-A más noches como esta, pero sin el drama de citas fallidas claro

Ambas nos reímos y continuamos hablando hasta tarde, la noche de consuelo transformándose en una celebración de amistad.

Después de esta noche cuando ya se fue Nora decidí irme a mi habitación a ver un rato la tele para dormirme pero en ese momento mi móvil empezó a vibrar, era un mensaje de Jace diciéndome lo mucho que lo sentía que había sido un día difícil y que si le perdonaba, cosa que ignore ya no quería saber de sus excusas, me había humillado dejándome sola en el restaurante y yo ya no quería saber más de él.

Al día siguiente me levanté renovada, a pesar del leve dolor de cabeza por pasarme la noche llorando. Mientras me preparaba un café, reflexionaba sobre la conversación de la noche, la noche fue agotada de sueños inquietos y pensamientos confusos asique decidí ponerme la ropa de deporte para salir a caminar a despejar mi mente todavía me quedaban dos horas para que empezara el instituto, me encontré en el parque en el que rompí con mi ex, mientras paseaba entre los árboles, vi una figura familiar acercándose a lo lejos. Era Jace. Mi corazón comenzó a latir rápido, una mezcla de sorpresa y nerviosismo se apoderó de mi.

-Maya-dijo Jace cuando finalmente nos encontramos, su voz era suave y llena de arrepentimiento-.¿podemos hablar?

Lo mire trancando de leer sus ojos. Estaba llenos de pesar y tristeza que no había visto antes. Asentí lentamente, incapaz de decir una palabra.

Nos sentamos en un banco cercano, y hace tomo una profunda respiración antes de comenzar.

-Se que lo que hice anoche fue imperdonable. Te dejé plantada y no hay excusa para eso-dijo, mirando fijamente sus manos.- pero quiero que sepas que no fue porque no me importaras. Todo lo contrario, te deje porque me asusté.

-¿Te asustaste?-pregunte, mi voz apenas en un susurro, tratando de comprender.

-Si- admitió Jace, levantando la mirada para encontrarse con la mía-. Te vi allí,esperándome, tan perfecta y paciente, y me di cuento de lo mucho que significas para mi. La idea de no ser suficiente para ti me paralizo. Pero me equivoqué al no enfrentar mis miedos y hablar contigo en lugar de huir.

Sentí una mezcla de emociones, desde decepción hasta la compasión. Sabia que lo que hizo estuvo más, pero también veía la sinceridad en sus ojos

-Jace, me hiciste mucho daño anoche. No entendí porque no apareciste y me dejaste esperando sin una palabra, me humillaste al dejarme ahí sola- dije, tratando de mantener la calma.

-Lo se, Maya. Y no puedo pedirte que me perdones de inmediato. Solo quiero que sepas que estoy aquí, dispuesto a hacer lo que sea necesario para demostrarte que realmente me importas y estoy comprometido con nosotros- dijo, acercando su mano a la mía.

Hubo un largo silencio mientras procesaba sus palabras. Finalmente, tomé una decisión.

-Jace, necesito tiempo para sanar y pensar en todo esto. Te agradezco que hayas venido a hablar conmigo y hayas sido honesto, pero por ahora, solo podemos vernos en el instituto. No quiero más que eso —dije, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza.

Jace asintió, sus ojos llenos de gratitud y tristeza.

-Entiendo, Maya. Respetaré tu decisión y haré lo que pueda para demostrarte que estoy comprometido —dijo con una leve sonrisa, aunque noté la desilusión en sus ojos.

Nos levantamos del banco y, por un momento, nuestras miradas se encontraron de nuevo, llenas de promesas no dichas y un futuro incierto. Mientras me alejaba, supe que, aunque el camino sería difícil, al menos habíamos dado el primer paso hacia la reconciliación, aunque fuera con límites claros.

En ese momento vi alejarse a Jace entre los árboles pero nunca imaginé que recibiría esa llamada que cambiaría mi vida para siempre...

La carta que nunca te escribíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora