Capítulo 5: Descubrimientos Inesperados

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La patrulla los llevó a una parte densa del bosque, donde la luz del sol apenas penetraba a través del follaje espeso. Akira mantenía los ojos bien abiertos, buscando cualquier cosa que pudiera ser de utilidad para su misión. Sin embargo, no pudo evitar sentirse atraída por la belleza del entorno.

Nevra y Ezarel iban delante, conversando en voz baja, mientras Leiftan y Akira se mantenían un poco rezagados. Akira notó cómo Leiftan miraba a su alrededor con atención, como si esperara que algo sucediera en cualquier momento.

"Este lugar tiene algo especial, ¿verdad?" comentó Leiftan, rompiendo el silencio. "Hay una energía aquí que no se encuentra en otros lugares."

"Sí, es hermoso," admitió Akira, permitiéndose un momento de sinceridad. "Nunca había visto algo así en mi mundo."

"Quizás," dijo Leiftan, mirándola con curiosidad, "hay más de lo que parece en ti, Akira. Siento que hay mucho que no sabemos el uno del otro."

Akira sintió un nudo en el estómago. No podía permitir que Leiftan viera más allá de su fachada. "Todos tenemos nuestros secretos," respondió evasivamente, mirando hacia adelante para evitar su mirada.

De repente, Nevra levantó una mano, señalando que se detuvieran. "Escuché algo," dijo en voz baja, sus sentidos agudizados por su naturaleza vampírica. "Algo se mueve entre los árboles."

Todos se detuvieron y guardaron silencio, aguzando sus sentidos. Akira sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras el bosque parecía contener el aliento. Entonces, un suave susurro de hojas y el crujido de ramas alertaron a todos de la presencia de alguien más.

Del follaje emergió una figura encapuchada, sus movimientos lentos y calculados. Nevra y Ezarel se pusieron en guardia, mientras Leiftan colocaba una mano protectora sobre el brazo de Akira.

"¿Quién eres?" demandó Nevra, su voz firme y autoritaria.

La figura levantó las manos en señal de paz y se quitó la capucha, revelando a un anciano con barba blanca y ojos penetrantes. "No vengo con malas intenciones," dijo con voz ronca. "Soy un ermitaño que vive en estos bosques. He sentido una perturbación en las energías de este lugar y vine a investigar."

Ezarel levantó una ceja, escéptico. "¿Qué tipo de perturbación?"

El anciano miró directamente a Akira, y por un momento, ella sintió como si él pudiera ver a través de su fachada. "Una energía oscura," dijo finalmente. "Algo que no pertenece aquí."

Akira sintió que su corazón se aceleraba. ¿Había sido descubierta? Mantuvo su compostura, esperando que los demás no notaran su nerviosismo.

"Nos aseguraremos de investigar," dijo Leiftan, asumiendo un tono tranquilizador. "Gracias por tu advertencia."

El anciano asintió, su mirada aún fija en Akira. "Tengan cuidado," advirtió antes de volver a internarse en el bosque, desapareciendo tan silenciosamente como había aparecido.

La patrulla continuó en silencio, pero Akira no podía sacudirse la sensación de que había sido vista. Sabía que debía tener más cuidado, pero también estaba más determinada que nunca a cumplir su misión. No podía permitirse el lujo de fallar, no cuando Lance confiaba en ella.

[Terminada] Entre la Luz y la Oscuridad: El Camino hacia la Paz en EldaryaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora