Capítulo 23

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Sunghoon

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Sunghoon

Apreté la mandíbula con frustración. Mis nervios estaban empezando a deshilacharse. Realmente no quería encontrarme con quien estuviera aquí, pero tenía una necesidad imperiosa de averiguar quién era ese alguien en realidad. Si había otros trabajando con Seungmin de los que no sabíamos, estábamos jodidos.

También quería encontrar a Heeseung. No lo había visto en la sala de estar con ninguno de los demás y eso me preocupó.

El cuarto de lavado tenía muchas tablas crujientes. No estaba exactamente seguro de cómo superarlo sin que alguien me escuchara. Consideré brevemente la idea de salir y entrar por la puerta del garaje, pero eso sería demasiado obvio. Quienquiera que estuviera allí me oiría en cuanto abriera la puerta del garaje.

Había una lavadora y secadora en un lado y estantes de despensa en el otro. Me apoyé entre ellos y usé mis brazos para estabilizarme mientras levantaba mis pies y caminaba por la parte superior de ellos. Fue lento, pero no hubo crujidos.

Cuando llegué al otro lado, me bajé con cautela al suelo y luego me pegué a la pared. Agarré el taser con fuerza y luego miré a la vuelta de la esquina. Lo que vi arrojó toda mi cautela al viento.

Corrí hacia Seungmin, levantando el taser en el aire. Entré en él y presioné el taser contra su piel una y otra vez. El hombre gritó y cayó, levándome con él. Lo golpeé una y otra vez hasta que dejó de moverse.

Una vez que estuve seguro de que no se movería, dejé caer el taser y me acerqué a Heeseung.

-Oh, bebé.-No sabía muy bien dónde tocarlo. Su rostro estaba ensangrentado. Un ojo estaba hinchado y le goteaba sangre por la nariz y la boca.

-Des... átame.

Corrí detrás de Heeseung y le desaté las manos. Tan pronto como estuvo libre, se desplomó hacia adelante. Lo agarré antes de que pudiera caer al suelo y lo apoyé en la silla. Me agaché frente a él.

-¿Qué puedo hacer?-Me sentí impotente. Este tipo de situación estaba fuera de mi conocimiento. No sabía si ir a buscar a
los niños, llamar a la policía, ayudar a Heeseung o volver a golpear a Seungmin.

-Asegúrate... asegúrate de que esté atado.

Correcto.

Se sintió un poco como justicia poética cuando agarré la cuerda que Seungmin había usado para sujetar a Heeseung a la silla y le até las manos a la espalda. Los párpados de Seungmin estaban revoloteando, así que sabía que no estaba inconsciente, así que mantuve el taser a mano en caso de que lo necesitara.

-¿Ahora qué?

-¿Niños?

-Están a salvo. Los escondí antes de entrar aquí.

𝗢𝗡𝗘 𝗧𝗜𝗠𝗘 » 𝗛𝗘𝗘𝗛𝗢𝗢𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora