⇢ ˗ˏˋ CAPÍTULO 3

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La otra cara del amor.

Caminamos juntos Atsuno y yo hacia casa, el ambiente tenso después del entrenamiento. El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de un tono anaranjado. Atsuno iba unos pasos por delante de mí.

—Oye Eiza, ¿que te parece si quedamos mañana para estudiar?— dice de repente, sin mirarme a los ojos.

Titubeo, sintiendo una punzada de inseguridad, quería ir al arcade para recuperar mi bolso.
—Mañana no puedo, estoy ocupada— respondo tratando de sonar firme.

Atsuno se paró en seco y se volvió hacia mí, con el ceño fruncido. —Eiza siempre estás ocupada con tus cosas. ¿No crees que deberías esforzarte más por la relación?—.

—¿Esforzarme más? ¿Es en serio, Atsuno?—siento como la ira y la frustración se van acumulando poco a poco. —Soy yo la que siempre va a verte entrenar, la que deja a sus amigas de lado para estar contigo. Tú solo vienes a verme cuando no tienes nada mejor que hacer—. 

—Eso no es cierto— replica Atsuno con el ceño fruncido. —Tenía ganas de verte, ¿no te das cuenta?—

—¿Por qué no notas mi esfuerzo?— suspiro con la paciencia agotada. —Prefieres pasar tiempo con otras chicas— hice una pausa pensando en si nombrarla o no. —Prefieres quedar con Kohana—.

La cara de Atsuno se enfurece y acelera el paso, furioso. —Estás exagerando, Eiza—.

—Es solo que me duele ver como prefieres estar con ella en lugar de conmigo— la voz me temblaba de la emoción contenida.

—No voy a discutir esto contigo— Atsuno suspiró, evidentemente irritado. —Estas haciendo una montaña de un grano de arena—.

Seguimos caminando en silencio hasta llegar a mi casa. Me siento agotada, como si cada palabra que me decía Atsuno pesase toneladas. Cuando finalmente llegamos a la puerta, Atsuno no se detiene, ni siquiera se despide. Simplemente sigue caminando, dejándome allí con las lágrimas amenazando con caer.

Me apoyo en la puerta de casa, respirando hondo varias veces para tratar de controlar mis emociones.
Abro la puerta y entro, intentando evitar mirar a la cara a Ryota, que estaba sentado en el sofá viendo la tele.

—Hola, Eiza ¿Cómo fue el día?— pregunta pausando la serie.

—Bien— respondo, intentando que la voz no me tiemble.

Ryota levanta una ceja, claramente no convencido. —No pareces muy segura— escucho como suelta una risa tranquila.

Las lágrimas que estaba conteniendo empiezan a acumularse en mis ojos, y antes de darme cuenta estoy llorando mientras me dejo caer en el sofá al lado de Ryota.

—No, no estoy bien— digo entre lágrimas.— Peleé con Atsuno—.

—¿Qué pasó?— pregunta preocupado mientras me rodea con un brazo.

La impotencia me supera y le cuento todo, desde lo del entreno, hasta lo de Kohana, lo de esta discusión y la sensación de abandono que sentí cuando se fue sin siquiera mirarme. Ryota escuchaba en silencio, asintiendo de vez en cuando.

—Eiza, sabes que nunca me he fiado de Atsuno, te está haciendo sentir culpable por algo que no deberías— su tono de voz es suave, pero sin perder firmeza en sus palabras. —Una relación no debería ser tan unilateral. Mereces a alguien que te respete y sea capaz de cumplir tus necesidades—.

Me limpio las lágrimas con el dorso de la mano. Sé que tiene razón, pero cuesta aceptar la realidad.
Le agradezco con un abrazo, que me corresponde mientras me revuelve el pelo.

Entre juegos y corazones | Kenma KozumeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora