Como mesero, se supone que solo debo llevarle sus pedidos a la gente, bromear con la clientela para ganar propinas y desearles que disfruten la comida.
Se suponía que sólo debía hacer eso ¡No estar todo el día limpiando lo que los clientes manchaban!
Era considerado como uno de los mejores trabajadores aquí, algunas veces me ponían como el líder de los demás meseros para así organizarlos y que las personas queden satisfechas con nuestro trabajo. Ni una sola vez en estos 2 años que llevo trabajando me habían mandado a limpiar todo el restaurante en lugar de atender a las personas.
A partir de ahora, soy fiel admirador de las personas de limpieza.
Eran alrededor de las 8 de la noche y el restaurante cerraba a las 9, las personas se iban lentamente y todos nosotros nos preparábamos para cerrar. Tomé un paño húmedo y me dirigí a las mesas que apenas habían sido desocupadas para posteriormente, limpiarlas con el paño.
Mi trabajo me gustaba, amaba hablar con las personas mientras escuchaba algún relato de estas, sin embargo, ninguna vez en el día había tenido contacto con algún cliente, a veces siento que mi jefe me odia.
— Chris, tú cierras, nosotros nos vamos, ya no hay más clientes — Minho me lanzó unas llaves cuando pasó al lado mío.
No me dejó responderle cuando ya había pasado la puerta y detrás de él iban el resto de mis compañeros deseándome buena suerte limpiando los baños.
Hoy sin duda no es mi día.
Terminé de limpiar todas las mesas y me dirigí a la cocina, deposité el paño en el lavamanos abriendo el grifo para mojarme el rostro. Suspiré unos segundos para prepararme mentalmente para lo que venía.
Los baños.
Salí de la cocina para ir en dirección a lo que se convirtió en mi peor pesadilla pero algo me interrumpió.
Había un chico sentado en una mesa.
¡Genial! por fin podría hablar con un cliente.
No lo pensé más y saqué una pequeña libreta y un bolígrafo de uno de mis bolsillo.
— Buenas noches, cerraremos en media hora pero no se preocupe, le tomaré su orden — sonreí aunque él chico no me vió, su vista estaba clavada en sus manos entrelazadas sobre su regazo.
Como si se tratase de una película, levantó muy lentamente su cabeza haciendo que pueda apreciar su rostro.
Vaya, el chico era lindo.
— Solo pediré un café — dijo sin expresión alguna.
— De acuerdo, sin azúcar me imagino, tu rostro ya es lo suficientemente dulce — respondí con otra sonrisa.
El castañito sonrió levemente al igual que sus adorables mejillas se teñían de un rosado pálido - Oh no por favor, ponle azúcar, odio el café sin el.
— Por supuesto, vuelvo en unos minutos — dije para luego adentrarme nuevamente a la cocina, no había apuntado lo que quería, era fácil de memorizar, un café con azúcar, simple.
Algunas personas tenían esa pequeña costumbre, venían casi cuando el restaurante iba a cerrar y solamente pedían algo ligero para acabar en menos de 15 minutos.
Regresé con el chico con el café en manos para luego, depositarlo en frente de él.
— Aquí tienes, un café con azúcar.
— Gracias — sonrió más ampliamente.
Adorable.
Nuevamente me iba a retirar cuando el chico carraspeó de una manera no muy natural que digamos, aquello llamó mi atención y me volteé a verlo.
— ¿Sucede algo?
— Yo... ¿Ha-hace cuanto trabajas aquí?
Bueno, me esperaba cualquier cosa menos esa pregunta.
— Oh, hace 2 años — respondí acercándome nuevamente a la mesa.
— ¿Estudias?
Asentí —. Es por eso que trabajo, necesito pagar mi universidad.
— Yo también voy en la universidad, este año ingresé — bebió un poco de su café.
No me esperaba para nada que aquel chico el cual no sabía su nombre me dijera que me sentara con él a hablar, tal vez no le gustaba estar solo y por eso me pidió que me quede con él.
El chico era interesante, quería graduarse como profesor y al parecer estaba dando todo de sí mismo, me dijo también que antes frecuentaba mucho este mismo restaurante, debió ser antes de que yo trabajara aquí porque sin duda recordaría su rostro.
Ojos medianos con unos irises cafés, mejillas levemente abultadas, una nariz alta, cabello lacio y brillante, una tez blanca, labios rosados, pequeños, con el labio superior más grueso que el de abajo.
Si, sin duda lo recordaría, no todos los días ves a un chico tan hermoso como él.
Tomó un último sorbo de su café y lo pagó con algo de dinero extra que según él, era mi propina. Una sonrisa se plasmó en mi rostro cuando lo vi irse mientras agitaba la mano y, sin poder evitarlo, yo me despedí de la misma forma agitando mi mano de un lado para otro.
Aprecié como su silueta desaparecía en la oscuridad de la ciudad y una vez dejé de verlo, caí en cuenta de que aún me faltaba limpiar los baños.
Bueno, fue lindo mientras duró.
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Purple Thread » chanlix
FanficEl hilo rojo une dos almas para amarse por la eternidad. El hilo negro las une para odiarse hasta el resto de sus vidas. Pero el hilo morado, une a dos almas para que ellas mismas decidan si odiarse o amarse para siempre. Chan y Felix descubren que...