III. Love don't die

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If I know one thing, that's true
It ain't what you say, it's what you do
And you don't say much, that's true
But I listen when you do.

The Fray.


III.
Will Solace y las misiones al estilo Percy Jackson.

—¿Y bien? —inquirió Lis—. ¿Tienes alguna pista?

—Un sueño —respondió Will de inmediato. Luego hizo una mueca—. Pero no revelaba mucho.

Lis asintió, tomó asiento en su cama e invitó a Will a sentarse a su lado. Habían encendido las luces, por lo que podía apreciarse el orden con que se manejaba la cabaña siete. Cada estantería pulcra e implacable, todo objeto en su lugar. No por nada dos de cada cuatro veces los hijos de Apolo se ganaban la mejor calificación en las revisiones periódicas de cabaña.

Will se hundió tanto en la cama que su trasero se perdió de vista. El colchón de Lis era tan mullido que su cansado cuerpo le rogó echarse por completo y tomar una siesta. Ahora podía comprender por qué a su hermana no le gustaba que la molestaran mientras dormía.

Lis levantó una mano a la altura de su frente.

—¿Puedo?

Will asintió, tragando saliva. En cuanto hicieron contacto, cerró los ojos y un estremecimiento atacó todo su cuerpo, como si acabara de ser fusilado.

De repente veía una nube multicolor, alternándose con imágenes fugaces. De entre todas ellas consiguió captar algunas más contundentes que otras. La sonrisa de Nico; una moto a toda velocidad con dos personas montadas sobre ella; el rostro compungido de un chico de cabello castaño que no reconoció; lágrimas; el sublime contacto de un beso; un cuerpo malherido en posición fetal, a punto de recibir una patada; una guitarra negra tocando una melodía acompañada de una voz celestial; la furia de Hades; luz y oscuridad.

Abrió los ojos, mareado, confundido, y sí, asustado. La sensación de peligro pitaba como loca en sus oídos, erizándole los vellos de la nuca.

—¿Todo bien? —preguntó Lis.

Will no había notado que había comenzado a respirar con dificultad. Tragó saliva, y con ella sus emociones.

«Las visones no son literales. La mayoría de veces muestran realidades que jamás llegan a ocurrir».

—Sí. —Enfocó a su semi-hermana—. ¿Encontraste algo?

—Encontré lo que quería y más —respondió Lis con una bufa—. Dioses, Will, tu mente es muy fácil de leer.

Will balanceó su cuerpo hacia atrás, forzando una risa corta. No sabía cómo receptar ese comentario, así que lo hizo con humor. El humor salvaba cualquier situación, como un donante universal.

—¿Debería tomarlo como un cumplido?

Lis se encogió de hombros.

—Tal vez. Bueno, en este caso, sí.

—Me conformaré con eso. ¿Y bien? —Will sonrió y chasqueó sus dedos cerca de la cara de la chica—. Ilumíname, hermanita.

Lis levantó su pulgar y su yema se encendió como una lucecita de Navidad amarilla, iluminando literalmente la cara de Will. Ambos rieron suavemente.

—Nico está en un lugar tan irónico que querrás pegarte en la frente —confesó Lis.

Will frunció el ceño.

Live your world  [Rebellious gods' rise #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora