Una princesa de la realeza y una villana con un pasado oscuro. En un reino lleno de fantasía, criaturas mágicas y poderosos hechizos, su amor florece bajo una antigua maldición que amenaza con destruirlas. Mientras luchan contra fuerzas oscuras y de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Ben. —Becca habló con seriedad, no muy segura respecto a lo que su amigo acababa de proponerle.
—Piénsalo, Becca. —Ben suplicó a su amiga, quien lo miró a los ojos notando su emoción. —No necesito que los cuides, solo... —Ben lo pensó por un segundo. —Ayúdame a mantener el orden.
La pelirroja rió sin gracia. —¿Que los cuide? —repitió con incredulidad.
Ben no dijo nada más al escuchar la puerta abrirse. El rey Bestia apareció por ella, y junto a él, Bella y la madre de Becca. La entrada de los tres adultos imponía respeto y silencio en la sala.
—¿Cómo es posible que vayas a ser coronado en un mes? Eres un bebé. —Becca aguantó la risa, pero no pudo evitar sonreír ante la broma del rey.
—Cumplirá 16, querido. —corrigió Bella, mirando a su esposo con una mezcla de cariño y exasperación.
—Hola, papá. —Ben saludó, tratando de mantener la compostura.
—¿16? Es muy joven para ser rey. Yo no tomé una buena decisión hasta que tuve 42. —Becca abrió los ojos con sorpresa. ¿El rey era tan viejo?
Bella lucía ofendida. —Decidiste que nos casáramos a los 28.
—Eras tú o una tetera, amor. —Bestia respondió con una sonrisa, intentando aligerar el ambiente. Becca frunció el ceño, divertida y confundida por la conversación.
Becca le dedicó una última mirada a Ben, quien tomó valentía y comenzó a hablar.
—Mamá, papá.
—¿Mm? —respondieron al unísono, intrigados.
—Ya elegí mi primera proclama oficial. —La pelirroja prestó más atención a la conversación, sabiendo que algo importante estaba por venir. —Decidí que los chicos de la isla de los Perdidos ahora podrán... vivir aquí en Auradon. —Bella y Bestia lucían desconcertados, mientras que la madre de Becca la miraba desafiante y un tanto decepcionada. Becca aún no sabía cómo su madre podía tener dos modos a la vez. —Cuando miro hacia la isla, siento que fueron abandonados.
—¿Los hijos de los enemigos, entre nosotros? —Bestia preguntó, su tono lleno de incredulidad y preocupación.
—Solo serán algunos al principio, a los que necesitan que los ayudemos. Ya fueron elegidos. —Ben trataba de mantener la calma, pero su nerviosismo era palpable.
—¿Eso piensas? —Bestia estaba furioso, sus ojos se endurecieron al mirar a su hijo.
—Yo te di otra oportunidad. —La reina reprochó, su voz teñida de nostalgia y reproche. —¿Quiénes son sus padres? —preguntó, su curiosidad mezclada con una sombra de temor.
Ben miró a su amiga y tragó nervioso, pero continuó hablando. —Cruella de Vil, Jafar, la Reina Malvada... —La cara de Becca se llenó de ira y sus ojos brillaron en un color rojo intenso, alertando a los presentes.
