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– Te veo confiado, ¿lograste entender? –pregunta el asiático a su amigo pelirrojo, sentado detrás suyo.

Faltaban menos de cinco minutos para que comenzase la primera clase del día, y con esto el examen de matemáticas, el curso donde peor le iba a Buster.

– Sí, alguien me logró explicar –le respondió, por poco y suspirando.

– ¿Alguien además de mi logró hacerte entender? Que paciencia que debe de tener.

– Envidioso.

– Cierren el hocico, estoy tratando de comprender –les gritó la morocha, sentada detrás de Buster.

– Si quieres yo te explico, Maisie –ofreció el pecoso, orgulloso de si mismo, mientras que giraba para verle. Era la primera vez que podía ofrecer ayuda en aquel curso.

– Tu silencio me ayuda más, gracias.

Después de lo que había sido el examen más feliz, al menos para Buster, les tocó cambiar al verdadero peor curso

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Después de lo que había sido el examen más feliz, al menos para Buster, les tocó cambiar al verdadero peor curso.

Odiaba química con todo su ser, no entendía nada y el único sonido en aquel aula era la voz de su insoportable maestra, junto a los ronquidos del emo sentado a su lado. A lo lejos podía observar a su mejor amigo y Janet conversar amenamente, podía escuchar levemente como Buster le contaba alegremente cómo, por primera vez, le había ido bien en un examen de matemática, para el cuál él no le ayudó. Mientras tanto, ella parecía quererle comer la boca, puaj.

No estaba celoso, estaba enojado por aquella traición. Tantos años de amistad para que el maldito pecoso le cambiase para sentarse con Janet, que ni era tan agradable que digamos. ¿Por qué Buster preferiría sentarse con ella antes que con él? Hacía chistes raros sobre creepypastas y un día, en clase de tecnología, la encontró leyendo un fic extraño de Jeff the killer, era una chica rara, ¿por qué se juntaba tanto con ella?

– De seguro le gusta –habló de la nada Edgar, haciendo a Fang saltar en su sitio.

– ¿Cuándo te despertaste? –le preguntó, tratando de recuperar su respiración.

– Hace un ratito, ni te diste cuenta por estar viendo a esos tortolitos. Que ya se separen un rato, me dan arcadas.

– Cállate, gay, no son pareja.

– Entonces es peor, ¿no es así? –comentó mientras una extraña sonrisa se formaba en su rostro, pero rápidamente desapareció al sentir la extrañada mirada del chino sobre él, sin comprender su comentario–. Lo digo porque te remplazó por ella, si se la estuviese gileando sería normal, pero si no es así, como dices, es mucho peor. Imagínate que te cambien por una mujer sin tener intenciones de cach-

El artista marcial no le dejó terminar de hablar, pegándole un puñetazo en el hombro, no tan fuerte, pero Edgar era tremendo exagerado así que por poco y se tira al suelo para sobarse.

club penguin ❞ bustangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora