boys don't cry

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~~~~ boys don't cry ~~~~

A menudo, Tobirama recordaba vividamente su tormentosa infancia, dolorosos recuerdos que siempre salían a flote en cualquier instante de su día, de forma casi matutina. Entre tantas enseñanzas que le habia dejado había una en particular que siempre lo había atormentado. Las duras palabras que su padre, Butsuma Senju, le había dicho una vez siempre resonaban con fuerza en su cabeza, como duros golpes en la puerta principal.

"- los hombres no lloramos, Tobirama."

Suspira con dolor, secandose con rabia e impotencia las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos rubíes. Su pecho quema con fuerza mientras su estómago se revuelve y una arcada le sube por la garganta.
Entonces ve a la enfermera frente a él abrir la boca y cerrarla repetidas veces, como si buscase las palabras adecuadas para hablar, cuando el Senju ya sabe casi de memoria qué dirá, pues se ha encontrado a si mismo en esta situación más veces de las que quisiera.
Se le aprieta el pecho, y suena en su cabeza un amargo "no lo digas por favor" casi cómo una imploracion.

- Lo siento, Senju-sama...- No, no por favor, no sigas. Detente por favor. - hicimos todo lo que pudimos...pero no fue suficiente.

El albino apenas puede procesar las palabras. Siente que el mundo se detiene, asiente, y aun en estado de total shock se da media vuelta y a paso torpe pero rápido se dirige al patio interno del hospital, que termina siendo la salida más cercana. Una vez allí siente la brisa helada golpearlo, causandole un escalofrío. Comienza a mover sus dedos lentamente y poco a poco comienza a caer en consciencia de lo que acaba de suceder.

Ella se ha ido.

Se tapa la boca rápidamente ante una repentina arcada, apoya su espalda contra la pared del hospital y respira agitado. Se pasa una mano por el rostro y descubre que está sudando frío.
Tobirama se maldice cuando los temblores comienzan a azotar su cuerpo erraticamente, aprieta los dientes y de un movimiento rapido saca un kunai de su traje ninja y se lo clava en la pierna, intentando distraer su atención en el dolor físico y punzante que siente.

"respira Tobirama, calmate, calmate. Sabias que pasaría"

Intenta decirse como consuelo, más esto no detiene la humedad que comienza a acumularse en sus ojos, la sensación de espinas envolviendo y desgarrando la carne de su garganta lo aturde, haciendolo sentir mareado.
Rapidamente se frota los ojos con fuerza, ahogando un sollozo con toda su voluntad. Intenta mentalizarse, ser fuerte, debe ser capaz dejar esta debilidad de lado.

Los hombres no lloramos, Tobirama
Los hombres no lloramos.
no lloramos.

Sin querer se desploma en el suelo, quedando sentado contra la pared. Levanta la cabeza y observa el cielo nocturno, las estrellas bailan sobre él y se llena de rabia, su pecho se hincha de dolor.

Entonces recuerda otra vez.

Se ve a si mismo, en el campo de batalla. Tenía tan solo ocho años.
Respira agitado mientras las lágrimas marcan un camino entre la tierra y la sangre que manchan sus mejillas. Las gotas se deslizan por su rostro hasta finalizar su recorrido en la cara de su mejor amigo. Ruega que sea un sueño, una simple pesadilla de mal gusto.
Todo su cuerpo tiembla sin contenerse, la mandibula le tirita aguantandose las ganas de gritar, muerde su lengua con tanta fuerza que siente la sangre llenarle la boca y el fuerte sabor a hierro le hace comprender que todo esto es dolorosamente real.

- ¡Hanako! por favor... ¡por favor Hanako, respondeme!

Está desesperado, lo sacude por los hombros. El olor a carne y pelo quemado le penetra la nariz.
Lo toma por las mejillas, sientiendo su piel derretida y una humedad pegajosa que hace que su estómago se revuelta.
Todo el cuerpo de Hanako está chamuscado, al rojo vivo.
Algunos pedazos de piel sin quemar cuelgan de su brazo izquierdo, pero todo el resto de su cuerpo se ha calzinado.

Apenas reconoce su rostro.

Llora, llora sin consuelo alguno mientras algunos miembros de su clan intentan llevarselo pero está negado a abandonar a su querido amigo, casi hermano, negado a la idea su muerte. De desploma sobre el pecho del cadaver, inhalando profundamente el horroroso hedor, que está seguro marcara sus pesadillas por años. Un fuerte golpe cae en su nuca, desmayandolo al instante.

Entonces, al despertar, se encuentra en su propia habitación. Se sienta en la cama y recuerda, recuerda cada doloroso momento. Observa sus manos con miedo, descubriendolas llenas de manchas negras y sangre. El olor a cuero quemado todavía está impregnado en él.
El ruido de la guerra, gritos, sangre, las armas chocando. Una gran luz, Hanako saltando empujandolo, y una gran bola de fuego consumiendolo.

Y de repente está ahí, su mejor amigo, tirado en el suelo, irreconocible.

Muerto.

Una arcada le sube por la garganta y termina por vomitar en el suelo a su lado. Los ojos se le llenan de lágrimas y se derrumba, comenzando a sollozar con fuerza, abrazando sus propias piernas en busqueda de consuelo.
Gime del dolor cuando de la nada es jalado del cabello hacia arriba.
Descubre así, observando de reojo, el rostro furioso de su padre, quién lo mira con una abarrotante decepción que no hace más que incrementar su llanto.

- deja de llorar, maldita sea, deja de perder tiempo en ese mestizo. - Tobirama jadea, y un sollozo ahogado escapa de su boca. Un fuerte cachetazo va a parar a su mejilla, gime del dolor. Es lanzado al suelo con brusquedad y rueda en él. - las guerras siempre se llevan vidas, sé un hombre y aceptalo, este será tu día a día, Tobirama. - escupe con crueldad.

- ¡¿por qué tiene que ser así?! - grita, intentandl reincorporarse.

Otro fuerte golpe cae como patada en su estómago, se retuerce escupiendo y tomandose el abdomen, en posicion fetal, gimiendo. Ha rodado sobre su propio vomito.

- los hombres no lloramos, Tobirama. Grabatelo, entiendelo de una vez por todas, o la próxima la paliza será peor.
Concluye, finalmente retirándose de la habitación.

~~~~ boys don't cry ~~~~

↳❛boys don't cry❨💧❩❜━Tobirama Senju.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora