Parte2 Un Encuentro Inesperado

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La tarde se desvanecía, y el sótano de la Milicia de Chacao se llenaba de susurros y risas, Después de terminar de almorzar y charlar un rato. Soler, con su seriedad matutina, había encontrado en Helena una compañera inesperada. Su padre, el cocinero del lugar, también compartía ese espacio subterráneo, y Soler no pudo evitar presentarlos.

"Helena, permíteme presentarte a Joan prácticamente mi padre", dijo Soler, con una sonrisa. "Es el responsable de las delicias que nos sirven aquí" junto con migo. El hombre, con su delantal, extendió la mano hacia Helena. "Mucho gusto".

Helena, con su personalidad extrovertida, estrechó la mano de Antonio. "El gusto es mío, señor Joan. Gracias por la comida tan deliciosa". La camaradería en el sótano era palpable, y Helena se sentía parte de algo más grande que su rutina diaria.

Helena observó con curiosidad mientras Soler hacía las presentaciones al resto del personal. Aunque el sótano era un lugar misterioso, la calidez de la gente allí comenzaba a sentirse como un refugio.

Después de las presentaciones, Helena, con su espíritu extrovertido, decidió invitar a Soler a la cancha de la universidad para jugar un rato al voleibol. Al principio, Soler dudó, pero su padre lo convenció de que se relajara y disfrutara del momento, Así que juntos se dirigieron a la cancha. Allí se encontraron un grupo de estudiantes ya en pleno juego de voleibol. Helena se unió al juego, con entusiasmo, invitó a Soler a participar. A pesar de su inicial reticencia, Soler no pudo resistirse a la diversión, uniendo ce al juego.

El sol se ocultaba mientras saltaban y reían en la cancha. Helena, con risas, energía y sudor, demostró su alegría característica. Soler, sudando y riendo, se dejó llevar por el momento. Después de tanto esfuerzo, ambos se sentaron en un banco especial, rodeados por el zumbido de las luces artificiales.

Helena, algo temerosa pero disimulable, le pidió a Soler permiso para recostarse en sus piernas. Él, sorprendido pero complacido, aceptó. Helena se acomodó entre sus piernas. La confianza entre ellos creció. Hablaron sobre sus vidas, sus sueños y sus miedos.

A pesar de haberse conocido recientemente, había una confianza inexplicable entre ellos. Parecía que eran amigos de toda la vida, y algo más profundo comenzaba a surgir. Mientras Helena descansaba, entablaron una conversación profunda.

Helena compartió su razón pasar tanto tiempo en la UNEFA hasta las 7 de la noche "no tiene nada que hacer en casa mas que verle la cara a la gente y escuchar las asquerosidades que ve su padre", y para estudiar Enfermería: "Siempre me a atraído esta vocación, y mas por el área de emergencia". Soler escuchó atentamente, admirando su determinación. Habló sobre sus cualidades y defectos, y también mencionó su problema de salud (epilepsia/convulsión).

Soler, a su vez, reveló cómo llegó a la UNEFA debido a problemas familiares y cómo encontró refugio en el sótano. "La Milicia me da un propósito", confesó. La conexión entre ellos se fortalecía con cada palabra compartida.

Cuando llegó la hora de irse, Soler tomó la mano de Helena y la llevó a la parte trasera de la cantina. Allí, Soler la atrajo hacia él creando un tierno y casto beso. Helena, sorprendida pero feliz, correspondió. Al separarse, Soler le preguntó: "¿Eso significa que somos algo?".

Helena sonrió. "Sí, Soler. Somos algo más que amigos". Y así, bajo el mismo techo militar, comenzó una historia que desafiaría las barreras del tiempo y la distancia.

Continuará... 📖✨

Entre Balas y Besos: El Vínculo RotoWhere stories live. Discover now