Parte7 Un Nuevo Amanecer

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Los días siguientes transcurrieron con una extraña mezcla de emociones para Helena. Por un lado, la tristeza por la ruptura con Soler aún la embargaba. Por otro, la inesperada conexión con Anyel despertaba en ella una chispa de esperanza.

Anyel era un enigma para Helena. Su personalidad reservada y su mirada profunda la intrigaban. A pesar de su breve encuentro, Helena se sentía atraída por su misterio y su ternura, y cada vez que se encontraban el mundo exterior parecía desvanecerse, dejando dejando atrás sus preocupaciones.

Cada tarde, Helena se encontraba con Anyel en el comedor del ADI. Hablaban de todo y nada, compartiendo sus sueños, sus miedos y sus anhelos. Anyel la escuchaba con atención, brindándole un apoyo incondicional. Volviendo sus encuentros más frecuentes

Los días pasaron, y Helena y Anyel se volvieron amigos. Se comunicaban compartiendo sueños y  esperanzas. Un día, mientras conversaban, Anyel le confesó a Helena que también se sentía atraído por ella. Sus palabras la sorprendieron, pero en el fondo, su corazón ya lo sabía. En ese momento, una nueva esperanza floreció en el interior de Helena.

Comenzaron a salir, mientras que Anyel estaba de baja por 15 días de sus obligaciones militares. Coordinaron una salida a la quebrada de chacaito, ya reunidos buscaron un lugar perfecto en donde nadie los moleste y así poder disfrutar de la compañía del otro.

Helena sentada en la orilla de la pequeña cascada mientras que Anyel la observaba desde la orilla de la misma. con el pasar del tiempo ambos se fueron acercando bien doce mutuamente y con dedos traviesos empezando a tocarse el uno al otro provocando breves besos, dando como resulto la excitación del contrario.

Al comienzo con timidez Helena comenzó a dar breves toques y caricias a Anyel mientras el se dedicaba a dar castos besos y caricias. hasta que helena fue bajando asta su entrepierna y olvidando su pena y voluntad de un movimiento introdujo el "amiguito" de Anyel en su boca

sacando breves gemidos de Ayel y al mismo tiempo creando la unión de dos almas que se habían encontrado en el momento más inesperado, sanando sus heridas juntos y construyendo algo nuevo. En la tardea Helena y Anyel se encontraban recostados en una manta cuando Anyel la miró a los ojos. "Helena", le dijo con voz firme, "te quiero."


Las palabras de Anyel resonaron, llenándolo de una alegría que no había sentido en mucho tiempo. "Yo también te quiero, Anyel", respondió Helena con una sonrisa radiante. Helena y Anyel sellaron su amor, un amor que había nacido de la tristeza y la soledad, pero que se había convertido en una fuente de fortaleza y esperanza.

Continuará... 📖✨.

Entre Balas y Besos: El Vínculo RotoWhere stories live. Discover now