El cielo de la Unefa se teñía de un mágico atardecer, con pinceladas de un rosa suave y naranja vibrante que se diluían en el horizonte. La luz cálida del sol poniente bañaba a nuestros dos protagonistas, Helena y Soler, quienes se encontraban en un momento de profunda conexión.
Sus miradas se encontraron, llenas de una ternura y complicidad que solo los enamorados pueden comprender. Las palabras se hicieron innecesarias en ese instante, ya que sus corazones hablaban por sí solos. Helena, con una sonrisa radiante en su rostro, sabía que había encontrado a la persona indicada. La persona que la llenaba de alegría y la hacía ver el mundo con otros ojos.
Era hora de regresar a casa, pero el recuerdo de ese beso y la promesa de un nuevo encuentro al día siguiente la llenaban de emoción. Se despidió de su pareja con un abrazo cálido y un hasta luego cargado de amor. Mientras caminaba hacia su hogar, Helena no podía evitar pensar en lo sucedido. Había encontrado el amor en el lugar menos esperado, y su corazón rebosaba de felicidad.
Mientras tanto, en la ADI, Soler se encontraba sumido en sus pensamientos. La mente le daba vueltas a todo lo que había pasado en las últimas horas. La aparición de esa chica Helena, su alegría peculiar y lo positivismo dispuesta a todo junto al casto beso que tuvieron aún resonaban en su interior.
De repente, sus pensamientos fueron interrumpidas por la voz familiar de su padre adoptivo. "Soler, hijo, ¿en qué estás pensando?", preguntó con una calidez paternal que siempre supo reconfortarlo. Soler levantó la mirada y vio a su padre, con una sonrisa amable en el rostro. "En todo lo que ha pasado hoy, papá", respondió con sinceridad.
"Ya veo", dijo su padre, asintiendo con la cabeza. "Sé que ha sido un día largo y lleno de emociones fuertes. Pero ahora es hora de descansar y recargar las pilas para lo que venga mañana." Soler sonrió, agradecido por el apoyo de su padre. Sabía que podía contar con él para cualquier cosa.
"Tienes razón, papá", dijo, poniéndose de pie. "Vamos a preparar la cena para los demás." Juntos, Soler y su padre se dirigieron a la cocina de la ADI. Mientras preparaban la comida, compartieron historias y risas, creando un momento de paz y unión.
La noche caía sobre la ciudad, envolviendo Helena y Soler en un manto de estrellas y sueños. Con el corazón rebosante de felicidad, ambos en sus respectivas habitaciones, saboreando aún el dulce recuerdo de ese casto beso que había sellado su nueva relación.
En la quietud de su habitación, Helena no podía evitar revivir en su mente cada detalle de ese encuentro. La mirada profunda de su pareja, la suavidad de sus labios, la conexión que había surgido entre ellos en ese instante mágico.
Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acurrucaba en la cama. La calidez de las sábanas la envolvía, pero aún más la calidez de los sentimientos que ahora llenaban su corazón.
Cerró los ojos, dejando que la imagen de su pareja la acompañara en sus sueños. ansiosa por el amanecer de un nuevo día.
En el ADI, Soler también se encontraba sumido en sus pensamientos. La imagen de Helena lo perseguía en cada rincón de su mente, llenándolo de una alegría que nunca antes había experimentado.
Se acurrucó en su cama, sintiendo una paz y una tranquilidad que lo inundaban. Sabía que había encontrado a la persona indicada, a la persona que lo completaba y que lo hacía sentir vivo.
Cerró los ojos, dejando que la dulce melodía de su corazón lo guiara hacia el mundo de los sueños. preparándose para otro día lleno de energía en el ADI.
La noche avanzaba, envolviendo a la ciudad en su silencio mágico. Helena y Soler dormían profundamente, soñando tranquila y pacíficamente con una sonrisa por el beso que había sellado su amor.
Continuará... 📖✨
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Entre Balas y Besos: El Vínculo Roto
RomanceHelena Peña, una joven extrovertida y creativa, se une a la Milicia de Chacao. Su rutina diaria en la UNEFA se ve alterada por un lugar especial: el sótano, donde los alistados comparten almuerzos. Allí, Helena conoce a Soler Roberto, un compañero c...