Un recuerdo que confunde

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Nos vemos el domingo de nuevo!😅sin más!.

  El calor y la sorpresa tomaron a Céleste de rehén, recordaba bien al hombre por alguna razón extraña sólo quería liberar a su marido de aquel compromiso tardío e imprevisto no eran horas de estar trabajando .

—Tú ...?—Susurró la mujer  tratando de entender de donde venia esa sensación. —Hugo?—se escapó de su boca.—Hugo Sarracent?— Le puso rostro al recuerdo que había tenido más temprano en la sala del hospital.



  "Año 1998 Mansión Campos, México.
Fiesta Suzuki-Sagastume. Noviembre"


La señora Campos se sentía escudriñada por el hombre de ojos azules, recién había volteado toda su copa en el desconocido que preguntaba su nombre.

—Usted es Celeste , Celeste Figueroa?—recién Máximo me habló  de usted.–fue sereno.

—Quién quiere saber?–la hermosa señora de perfume penetrante preguntó desconfiada.

—Hugo–Sonrió él joven—Hugo Sarracent –le extendió la mano –Y...perdóneme si antes fui grosero con usted es que realmente amaba esta camisa–.se justificó.

—Un placer señor Sarracent–aceptó el apretón —Y perdóneme usted también, realmente no vi por donde caminé fue error mío.–Sin quererlo se vieron a los ojos mas ninguno bajo la mirada.

—Sarracent como en Enrique Sarracent?—Céleste había escuchado ese nombre en varias ocasiones de la boca de Ángel quería a toda costa acciones en su empresa.
—Sarracent como el hijo del mismísimo Enrique señora Campos.–respondió con orgullo.

—Sie...nto mucho lo que pasó con el señor Sarracent —La muerte del señor había sido todo un escándalo en aquel mundo empresarial, una sorpresa para muchos.

—Si fue muy triste,mi padre no supo lidiar con las comsecuencias que trajeron ciertos movimientos en la empresa y se vio forzado por las circunstancias a tomar decisiones que no nos  convinieron en lo absoluto.—Explicó tranquilo—Su esposo , el señor Campos quiso comprar la compañia.

—Si, algo de escuché–replicó tímida.—Por eso está aquí entre nosotros esta noche?–indago la señora de ojos oscuros.

—Entre otras cosas –frunció los labios —Pero no creo que sea necesario finalmente–Se encogió de hombros relajados.

—Señor Sarracent realmente mme apena lo de su camisa quiere que le pase alguna de mi marido?

—No!–fue rápido —Yo  de todas formas  ya me iba salgo de viaje malana así que no tiene caso.–Arqueo una ceja.—Supe que conoció a mi socio hace unos minutos?.

—El famoso Máximo que le hablo de mí –Afirmó.—Se puede saber qué le dijo?—Preguntó.

—Él fue quien puso el capital para salvar nuestra empresa del caos —Ignoró la pregunta —Lo cual significa que es muy poco probable que yo venda.—Sin darse cuenta la estaba rodeando.

—Debería alegrarme o....?—Aquella actitud a Céleste parecía no incomodarle parecía más bien intrigada por aquel hombre.

—No sé —respondió Hugo en su oído tras de ella—Quizas sí, quizás no. Quien sabe?—Estaba frente a ella.—Fue un enorme placer conocerla. —Agarró su mano mirándola a los ojos oara enseguida besar su mano ,sintiendo el metal del su anillo de casada entre sus labios .—Máximo tenía razón, es usted impresionantemente bella, que pena que no nos volveremos a ver pronto! —Se permitió besarle la mejilla peligrosamente cercano a su boca antes de dejarla sola en aquel espacio sin entender aquella interacción que por alguna razón a Céleste le había gustado.

Tu recuerdo en pausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora