Narra Malena.
Salgo del despacho de la directora Blue a punto de dar un portazo. No lo hago por respeto a ella y a la puerta, pero quizá si le pueda dar un puñetazo a cierto rubio que desde que es pequeño sabe camelar a todo el mundo.
Voy en dirección al campo, Rodrick me había dicho en el cambio de hora que tenía entreno, así que es donde supongo que está, tanto él, como Ryder. Voy a arrancarle los pelos uno a uno. Mi objetivo es claro cuando lo diviso apartado del equipo, me resulta extraño pero estoy tan concentrada en el cabreo que no le hago mucho caso, ni a eso, ni a las miradas curiosas de sus compañeros cuando me ven pasar por el medio y medio. Uno intenta pararme, pero Rodro es más rápido y lo para a él.
Tiene los cascos puestos y por lo tanto no recae en mi presencia. Creo que eso me molesta más. Está haciendo tiros libres con el stick hacia la portería. Me controlo, está de espaldas, y no tiene ojos en el culo, me recuerdo. Dejo mi mochila y las cosas que llevaba en la mano en el césped y me pongo delante de él, estaba a punto de lanzar un tiro.
– ¡Joder, Lena! – ignoro que me llama así y me cruzo de brazos – Te pude haber reventado la cara.
Ruedo los ojos – No tienes tanta fuerza.
Suspira, se saca los cascos, deja caer la punta del stick al suelo y apoya la barbilla en la parte rígida de la red. Creo que hasta incluso me estoy poniendo roja del enfado cuando las comisuras de sus labios se curvan hacia arriba.
– ¿Qué mierda te hace tanta gracia?
– Que te has parado cruzada de brazos y no me dices nada.
– La verdad es que, quien la caga habla primero.
Traga saliva, y se incorpora, coge la pelota del suelo y me hace un gesto con la mano para que me aparte del medio y medio de la portería.
Será imbécil, el mamarracho.
No me aparto, obviamente, es más, hago más énfasis en mis brazos cruzados. Cruzamos miradas y ojalá no conocerlo tan bien, ojalá mi cuerpo reaccionara de otra manera, se asustara y se apartara cuando veo que coloca el stick para lanzar la bola. Sé que no va a darme y aunque mi lado racional me dice que debería dejar que acabe el entreno y pillarlo por banda después, mi lado que exige respuestas inmediatas no se va a mover.
Lanza la primera bola, ni si quiera me roza, pero siento el impacto contra la red de la portería. Se mueve por mi lado para recogerla y repetir el movimiento.
– ¿No me piensas decir nada?
– Hola, Malena.
– Ni hola, ni hostias. – se me está empezando a acabar la paciencia.
Vuelve a lanzar otra bola. Al contrario que Rodrick que siempre va al grano, Ryder siempre ha sido de esos tipos que le da mil vueltas a las cosas, así que le voy a poner el camino fácil, porque quiero irme ya de aquí.
– Eres capaz de ir a hablar con la directora para que me chantajee con el programa de tutoría...– lo señalo con el dedo cuando vuelve a lanzar otra bola (ni si quiera me roza, pero vuelve a entrar en la red) – ...Cuando sabes perfectamente que lo odio, ¿pero agarrarte los huevos, venir a hablar conmigo y admitir que has sido un imbécil, no?
Suelta el stick, a él tampoco le está gustando esta conversación, se acerca a mí porque la verdad es que hay algunos curiosos en las gradas que parecen estar pasándoselo de maravilla.
– ¿Tengo que recordarte que eras tu la que no querías hablar conmigo? He respetado eso y también le tengo aprecio a mis huevos, no sabía como decírtelo.
ESTÁS LEYENDO
Confesarse en voz alta {en edición}
Romans<< Se han querido más allá de lo platónico, mucho antes de que tuvieran las agallas de confesarse en voz alta. >> Ryder y Malena nunca han tenido una relación normal. Todas las personas cercanas a ellos lo saben. Se molestaban entre ell...