Capítulo 18

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Narra Malena.

Ahora mismo Frankie es la encargada de que no me parta la crisma contra el suelo, estoy subida a una escalera de metal de dudosa procedencia (el trastero del instituto) mientras hago toda la fuerza posible con los pies para mantenerme firme y utilizo mis dos manos para colgar un cartel en una de las esquinas del techo del escenario.

– ¿Se puede saber porque somos las únicas pringadas que estamos aquí en el recreo? – se queja Frankie.

– Pues muy buena pregunta – siento la escalera tambalearse – ¡Frankie! ¡Sujeta fuerte!

Ella la vuelve a agarrar rápidamente – ¡Perdón! ¡Perdón!

La puerta del salón de actos se abre dejando a la vista a los sudorosos, miro hacia abajo y me encuentro a Frankie sonriendo. Los ha llamado ella, estoy segura. Han pasado dos días desde la derrota que tuvieron contra los Snakes y los ánimos aún siguen un poco decaídos pero siguen entrenando como cabrones para el último partido de la temporada que es la mañana antes de la graduación.

Ryder le intercambia el sitio a Frankie, y yo bajo los peldaños de la escalera, también han pasado dos días desde el incidente con Boones, no me lo he vuelto a cruzar por los pasillos ni en ninguna clase. Lo prefiero así. También llevo dos días sin ir a casa de Ryder.

– Hola, desaparecida. – me da un beso fugaz en los labios, y me ayuda a bajar de la escalera. – Rodro dijo que Frankie lo ha llamado pidiendo auxilio.

Me giro para enseñarle que el salón de actos está completamente sin decorar. También me fijo en que la herida del pómulo sigue bastante fresca.

– Quedan como dos semanas para la graduación y no hay nada listo. Ni las orlas, ni los pinchos, ni las listas de quien viene y quien no....y....

Él me pone las manos en los hombros para que me tranquilice y sonríe – Para eso estamos nosotros aquí, para ayudaros, por lo menos a empezar. Así que dime, ¿qué hacemos?

Mi corazón se apachurra, y cierro los ojos para pensar. Debería decirle lo de Boones, no ha pasado nada así que no sé porqué estoy tan nerviosa.

Quizá porque es la razón por la que llevaba enfadada con él meses, y hace dos días casi me besa. Ah, y Felice nos vio. Si o sí debería contárselo a Ryder, pero a la hora de la comida, tiene el pelo mojado y estoy segura de que viene de entrenar. No lo quiero pillar con el estómago vacío.

– ¿Malena que vas a hacer para tu cumpleaños? – Rodro se une a nosotros.

– ¿Queda poco para tu cumpleaños? – Flinch se sube al escenario también.

Bufo. – Para que dices nada, Rodro. – me quejo.

Ryder se pone detrás de mi, y me abraza. – A Lena no le gusta nada celebrar su cumpleaños.

Me muevo para separarme del agarre de Ryder, sentir que le estoy ocultando algo me hace sentir incómoda, él me mira confuso pero me pongo a recortar unas estrellas para evitar su mirada. Frankie le da instrucciones a los chicos para que pongan a colgar cosas del techo, y se acerca a mi que sigo recortando.

– ¿Qué ha sido eso?

– ¿Qué ha sido qué? – respondo confusa.

– Has apartado a Ryder como si tuviese la peste. ¿Ha pasado algo?

Niego con la cabeza, ella coge una silla y se sienta a mi lado. – Llevas unos días muy rara.

– No es verdad.

Pero a la velocidad que he respondido yo misma me doy cuenta de que suena muy sospechoso, ella arquea una ceja.

– De verdad si tenemos que romperle las piernas a Ryder yo te ayudo.

Confesarse en voz alta {en edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora