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Samantha estaba tan cerca que podía sentir su aliento de menta sobre mí.

Traté de actuar como si no estuviera asustada en absoluto, pero no estaba funcionando.

Sentí un miedo latente en mi piel como nunca antes y supongo que Samantha lo sabía porque me estaba sonriendo como una loca.
Parece que ella podía leer mi mente y mi cuerpo.

Levantó su brazo hacia mí y me encogí por reflejo.

Sentí que sus dedos se movían lentamente por mi brazo de una manera burlona.

- ¿Q-qué estás haciendo? - le pregunté.

- Me tienes miedo, ¿verdad? - preguntó.

- No. No te tengo miedo -

Samantha se echó a reír. - No pareces tan segura de eso -

- Si intentas algo, Samantha. Simplemente cualquier cosa, gritaré -

Se acercó más, sin dejar absolutamente ningún espacio entre nosotras.

Nuestros cuerpos estaban presionados uno contra el otro.

Tenía la salida justo detrás de mí, pero no podía moverme, me sentía muy pequeña en comparación con ella.

Samantha estaba mirando directamente a mis ojos y yo continué mirando hacia otro lado.

Samantha ahuecó mi cara, sus dedos clavándose en mi mandíbula. - Si gritas, enfermera Abril, mis dientes se clavarán en tu piel más rápido de lo que cualquier médico podría llegar aquí. ¿Entiendes lo que estoy diciendo? - ya no estaba sonriendo, y por su aspecto, tampoco faroleaba.

- No harías eso. El tipo de seguridad está justo afuera - le dije que era más como si me estuviera asegurando.

Ella empujó un mechón de pelo suelto detrás de mi oreja.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

- Verás, Algodoncito, mi habitación está insonorizada porque no disfrutan cuando grito en medio de la noche, lo que significa que nadie podrá escucharte -
Tragué.

Sabía que Samantha no estaba mintiendo.

- ¿Qué quieres? -

Ella se río. - Me gusta esa pregunta. ¿Qué es lo que quiero? Parece que aquí nadie se preocupa por mí lo suficiente como para preguntar eso. Sin embargo, eres la primera en hacerlo -

- Si me vas a pedir que te deje salir de aquí, entonces no va a suceder - dije.

- Oh, por supuesto que no, enfermera Abril. No me atrevería a pedirte eso, no cuando hay cámaras de vigilancia en los pasillos que están en extrema disposición de técnicos y un grupo de tenues guardias de seguridad que son incapaces de manejar a una loca - ella se rió. - Confía en mí, si quisiera salir, ya estaría fuera -

- ¿Entonces que es lo qué quieres? -

- El Dr. Juan Guarnizo, permite que las enfermeras saquen a sus pacientes por un día si la enfermera informa sobre el buen comportamiento del paciente. Quiero un día completo fuera de este maldito lugar, y tú, Algodoncito, me ayudarás a conseguirlo -

Mental Asylum (RivAri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora