30

239 20 20
                                    

Roier estaba parado en la puerta, vestido con bata, y me lanzó una mirada extraña. - ¿Qué estás haciendo de pie allí tan... rara? -
Tuve que mantener la calma.

- Solo estaba haciendo el desayuno - dije, y luego un poco más fuerte. - SEBASTIÁN, si ibas a volver a casa temprano, ¿por qué no me llamaste? ¡Habría preparado el desayuno! -

- ¿Por qué gritas a todo pulmón? Estoy aquí y puedo oírte bien - dijo, obviamente irritado por un turno de veinte horas.

- Bueno, pensé que ibas a quedarte dormido en cualquier momento. Solo estoy asegurándome de que estás despierto - dije.

Miró el plato de huevos a medio terminar sobre la mesa. - A veces actúas realmente extraño, Abril, ¿lo sabías? -

Traté de no ofenderme por eso.

- ¿Cómo quieres tus huevos? -

- Revueltos, si puedes. Y gracias. Primero iré a bañarme. Huelo como una maldita granja de animales - dijo, quitándose el abrigo y luego quitándose la camiseta del uniforme azul.

Él comenzó a caminar hacia el baño, cuando lo llamé en voz alta. - Roier, tómate el tiempo que desees EN LA DUCHA. Quédate allí durante treinta minutos o una hora. ¡No te apresures! -

- Estoy seguro de que podría haberte escuchado si estuviera a cuatro cuadras de distancia -

Dicho esto, la puerta se cerró detrás de él. Lo siguiente, escuché el sonido de la ducha.

Suspiré y preparé apresuradamente los huevos revueltos, como Roier siempre prefería, y puse el desayuno en la mesa, después llevé el plato de desayuno de Samantha a mi habitación.

Samantha estaba parada detrás de la puerta, en caso de que Roier entrara a mi habitación.
Mantuve la puerta entreabierta.

Quería ser consciente en caso de que Roier decidiera terminar su ducha rápidamente. Roier duraba mucho tiempo en la ducha, especialmente cuando tenía un turno largo.

Samantha me estaba dando una de sus dulces sonrisas.

Le di un puñetazo juguetonamente en las costillas.

- ¿De qué te estás riendo? -

- Me pregunto cómo tuve tanta suerte de encontrarte - dijo, tocándome el pelo. - Eres como una mamá osa para él. Es realmente lindo de una manera materna -

- Solo nos tuvimos que cuidar el uno del otro después de que murieron nuestros padres. Roier cree que es su deber cuidarme, pero termino cuidándolo mucho la mayor parte del tiempo y eso lo irrita -

- Me gusta esa cualidad sobre ti, Abi. Siempre estás dando y nunca esperas nada a cambio -
Me reí. - Me haces sonar como una santa que no soy -

- ¿No es así? -

- ¡No! -

- ¿Tienes pensamientos pervertidos sobre mí? - preguntó descaradamente.

- Todo el maldito tiempo - yo confesé.

- Hmm, me encantaría escuchar sobre esos pensamientos algún día - Samantha dijo y terminó de comer su desayuno.

Mental Asylum (RivAri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora