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¡Actualización del mes!

Por cierto, ¿les gusta el ship Ereri/Riren de SNK?
Tengo pensado hacer una historia corta que llevo en borradores también en versión Sasunaru.

El One Shot está escrito desde la perspectiva de Sukuna. Me hacia ilusión hacerlo así, espero les guste.

Todos amaban a Yuji, pero no podía culpar a nadie por hacerlo porque siendo sinceros, incluso yo lo amaba a mi manera; un poco extraña y retorcida por dentro pero lo quería de una forma u otra

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Todos amaban a Yuji, pero no podía culpar a nadie por hacerlo porque siendo sinceros, incluso yo lo amaba a mi manera; un poco extraña y retorcida por dentro pero lo quería de una forma u otra. Lo único que me diferenciaba de los demás, era lo que Yuji y yo compartíamos. Porque si soy sincero, había cosas que solo yo podía saber y de las que solo yo escuchaba y veía.

Todos amaban a Yuji, pero no amaban todo de él sino que adoraban la mascara del alegre Yuji en la escuela. Ese ángel sin alas que parecía venir del mismísimo cielo, con esa sonrisa alegre y esa actitud tonta que me hacia hervir la sangre. Yo no amaba a ese Yuji, al Yuji de la escuela preparatoria. A ese chico lo detestaba, porque solo era una máscara que ocultaba la verdad. Yo amaba al Yuji que era cuando salía de la preparatoria. Cuando al cruzar las puertas su sonrisa de ángel desaparecía y esa sonrisa prepotente y afilada salía de sus labios. Ese era el Yuji que yo amaba.

Nadie podría entender a Yuji realmente; ni siquiera yo, a pesar de que era la persona con quien Yuji compartía todos sus secretos y pensamientos, porque sabía que yo no lo juzgaria ni lo odiaría. Él sabía mejor que nadie cuanto lo quería.

Todos amaban a Yuji y era ese amor por él lo que me hacía odiarlo cada que cruzaba la entrada hacia la preparatoria y fingía tanto que incluso era difícil saber cual de sus dos versiones era la verdadera máscara.

Fue uno de esos días cuando la máscara de Yuji se rompió, solo un poco. Una pequeña grieta que no significaba absolutamente nada, pero para los que no lo conocían tan bien como yo, la ilusión que Yuji había creado para ellos y su mundo escolar se desmoronó casi de inmediato.

Ese día exacto, Yuji y yo tuvimos una pelea con varios vecinos del barrio donde vivíamos, les dimos una paliza que se merecían desde hace tiempo. Yuji recibió la mayoría de los golpes (siempre le gustaba recibir unos cuantos puñetazos primero, desconozco la razón). Así que al día siguiente cuando llegamos a la preparatoria, Yuji tenía el rostro hinchado y el labio partido. Sin embargo, su humor estaba hecho polvo y la sonrisa alegre que siempre mostraba parecía una mueca torcida de un lunático.

Cuando lo vi con ese humor, me acerqué a él y apoyé un brazo en sus hombros jalando su cuerpo hacia mí.

―¿Tan mal dormiste? ―pregunté con un tono bromista, pero Yuji sabia que realmente estaba preocupado por él.

―Cállate ―escupió la palabra como si la hubiera tenido atorada en la garganta desde el momento en el que se levantó―. No estoy para esto, Sukuna. Tengo la cara hecha mierda y todavía tengo que aguantar las clases.

Danse Macabre | SukuItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora