« Tentación ¹⁸ »

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¡Actualización del mes!

Este OS me da vibes de "Ya te olvide" de Yuridia :>

Capítulo dedicado a MarujaMON

Espero que cumpla con lo que pediste <3

Recuerden que si tienen alguna idea en particular que quieran que escriba pueden comentarla sin problema en cualquier capítulo o en « Caja de Ideas »

...

―Entonces… Itadori Yuji, ¿qué necesitas?

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―Entonces… Itadori Yuji, ¿qué necesitas?

Volteé a verlo. Estaba al otro lado del escritorio lleno de papeles y documentos. Tenía sus ojos enfocados en mí, veía todo lo que hacía; cómo me movía, cómo jugaba con mis dedos, la forma en la que había caminado desde la puerta hasta la silla frente a su escritorio. Me dio la impresión de estar vigilado, pero él solo me estaba observando en silencio, ese hombre al que había pedido sus servicios para divorciarme de Gojo Satoru.

Me incliné hacia delante, nervioso por razones desconocidas incluso para mi.

―Quiero divorciarme de mi esposo ―dije sin titubear. No podía vacilar ahora que me había armado de valor.

Él asintió lentamente con la cabeza, con esos ojos rojos carmesíes fijos en mí, pero por alguna razón ya no me sentía observado o intimidado. Solo era el rostro inexpresivo de él, viendo hacía algún punto lejano para mi y que se encontraba en lo profundo de su mente.

―¿Alguna razón en particular? ―preguntó poco después―. Imagino que es un divorcio contencioso, ¿tu esposo sabe que quieres divorciarte de él? Será un poco difícil si él no está de acuerdo.

No respondí. Las arrolladoras preguntas de él me pusieron nervioso. Me incliné un poco más hacia delante, buscando las palabras correctas en los recovecos de mi mente. Jugué con mis dedos, torciéndolos un poco en mi regazo.

Luego recordé lo que había pasado un mes atrás, eran memorias que creía había olvidado… superado, pero no podía mentirme otra vez. Era vergonzoso aceptar que mi esposo: Gojo Satoru, me había sido infiel.

Recordaba todo lo que pasó, cada palabra que me había dicho. Había llegado de mi trabajo en la estación de bomberos, aun era demasiado temprano para el horario habitual en el que regresaba, pero me había hecho mucha ilusión llegar incluso antes que Satoru, había planeado hacer una cena especial para él como recompensa de lo mucho que ambos trabajábamos y lo poco que nos veíamos.

Recuerdo llegar a casa y encontrar las luces encendidas, había dejado mis cosas en el recibidor para llegar hasta la habitación que compartíamos. Recuerdo que con cada paso escuchaba sonidos jadeantes y temblorosos. Una voz suave y gentil que pronunciaba el nombre de mi esposo con tanto amor y deseo que me dio un estremecimiento en el estómago. “Satoru, por dios. Eres tan bueno” decía, “Satoru, ¿serás mío verdad? Solo para mi”.

Danse Macabre | SukuItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora