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Nada. Absolutamente nada.

Frustrado, Jimin lanzó su celular a un lado, dejándolo rebotar sobre los cojines del sofá del hotel. No tenía una idea exacta de cuántas veces habría revisado su mensajería y sus redes sociales en los últimos días, esperando recibir alguna señal de Taehyung. Sin embargo, ya casi había transcurrido una semana desde que el menor se había ido a explorar el maldito tiakeng y aun no tenía señales suyas por ninguna vía.

Su mirada preocupada se posó sobre su propio pie, el cual tenía apoyado descuidadamente en el suelo, ya libre de la férula, pero aun con un vendaje que lo inmovilizaba bastante. No había sanado del todo aun, sabía que no podía correr o escalar, sin embargo, cada vez estaba más convencido de que eso sería suficiente para salir él mismo a buscar a Taehyung.

Aun así, sus emociones seguían sin nublar su juicio. Sabía que probablemente la exploración le hubiera tomado a Taehyung más tiempo del esperado. Tal vez había descubierto cosas importantes que documentar o, en un caso desgraciado, se había perdido en la selva que rodeaba el sumidero y pronto encontraría su camino de vuelta.

Quería aferrarse a esas opciones y no dejarse guiar por la información que había leído con respecto al susodicho tiakeng. Sabía que Taehyung también lo había leído y aun así no le había preocupado, preocuparse de más por eso equivalía a ser el fatalista de los dos. Aun si ya el menor lo tenía más allá de nervioso.

Con un suspiro hastiado, se estiró para tomar de nuevo su teléfono y fijarse en la fecha. Había pedido un cambio en la fecha de su vuelo de vuelta, usando su lesión como justificación. Sin embargo, eso solo les había dado unos tres días más de estancia. Si Taehyung no aparecía en ese tiempo, tendría que cancelar sus boletos. Aunque, si a Taehyung realmente le había sucedido algo, los boletos iban a ser la menor de sus preocupaciones.

Suavemente, se puso de pie sin ayuda de la muleta que aun mantenía consigo. Podía hacerlo, y, si ignoraba el ligero dolor y la rigidez, podía caminar con bastante normalidad. Nada que analgésicos sistémicos y locales no resolvieran. Estaba consciente de que, si se volvía a lastimar la pierna, podría despedirse de su trabajo como espeleólogo, pero simplemente ya no soportaba tener que permanecer en aquella habitación sin saber absolutamente nada de Taehyung.

Se asomó al balcón, recorriendo el horizonte con la vista. A lo lejos, el puerto y las islas se perdían en la bruma de la niebla y el smog. Sabía que Taehyung estaba por allí en alguna parte, por testarudo e irresponsable. Apoyó sus manos en la baranda, decidido.

Lo iría a buscar personalmente y, estuviera donde estuviera, le iba a dar el jalón de orejas que se merecía por idiota.

Se aferró a esa idea, manteniéndola fija en su mente, como guía e itinerario. Prefería pensar en eso que en otras cosas, aun si en alguna parte del fondo de su mente sabía que era posible que no encontrara a Taehyung con vida.


















Las caricias suaves en su cabello lo trajeron de vuelta a la consciencia. Sus párpados temblaron y sintió su garganta arder con sed y dolor. De nuevo estaba de vuelta en la realidad. En aquel lugar grisáceo y húmedo. Acostado en aquel suelo duro y aquel calor que se intercalaba con frialdad, haciendo que su piel ardiera y sus huesos dolieran.

¿Cuánto tiempo habría pasado ya? Era difícil saberlo. Su consciencia solo salía a la superficie en esos momentos, cuando despertaba. Recordaba lo que había sucedido y entendía su situación. Sin embargo, muy pronto el dolor se volvía insoportable allí en su pierna, donde su tibia rota asomaba, astillada, a través de la piel, la cual se veía ya violácea e hinchada. La sangre seca había formado una costra a través de la herida y su hueso ya era perfectamente visible, como pinceladas de mármol asomando entre el repulsivo conjunto de carne rota y sangre vieja.

📖 Scales | TaeKook (Adaptación) ࿐*:・゚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora