Capítulo 6

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—Escúcheme señor. No se atreva a ponerme un dedo encima. —Lo empuje, el aun seguía azorado por lo que paso.— De lo contrario le acusare con la policía por acoso.

Si el no iba a salir de mi consultorio, me iba a ir yo. Camine tan rápido que no note que mis queridísimas enfermeras estaban expectantes de lo que ocurría entre ese hombre y yo. Levante un dedo en señal de que no toleraría ninguna pregunta, empujando a los supuestos guardias ingrese donde Simone.

Al entrar una mujer que ya conocía, estaba cargando en su regazo al niño. La mujer mayor que conocí esa noche cuando esperaba a Ayla.

—Oh!... Querida, Eres doctora aquí? —Dijo con voz tenue y semblante sereno.

—Abuela, ella me ayudo y el tío Elias.

—Eres entonces a quien debo agradecer por haber ayudado a Simone? Muchas gracias... —Ella intento ponerse de pie pero yo le gane colocándome frente a ella y deteniéndola antes de que lo hiciera.

También me di cuenta de que Renato había entrado en el lugar con nosotros.

—No se preocupe. Es mi trabajo y lo hice porque Simone es alguien a quien conozco... —Le di una mirada de desagrado fugaz al ojiverde que nos veía desde el fondo de la habitación.

—De verdad gracias. Deberías venir a la casa, te preparare algo delicioso en agradecimiento.

—No, no se moleste-

—Mamá! No puedes traer a cualquiera a casa! —Protesto Renato.

—Pero que dices? Es la salvadora de Simone... A demás escuche que te comportaste como todo un grosero con ella. —Su madre le torcio los ojos y Renato solo resoplo rindiendose.

—Le prometo que no es necesario todo esto... Hice lo que debía hacer por el bien de Simone.

—Escúchame bien querida... Yo estoy en deuda contigo, al igual que toda mi familia y quedar en deuda no es algo que nos guste. Renato debe saberlo —El ojiverde refunfuñaba desde lo lejos— El tal vez quiso librarse de la deuda con dinero... pero no creo que seas alguien que reciba eso a cambio de tu buena labor. Cuando Simone este bien, ven a casa y serás bien atendida.

—Yo...

—No me haga rogar... —Ahora sonaba un poco demandante, pero si ir y comer con ellos haría que el hombre furioso de la esquina, tenga un momento muy muy malo por mi presencia, yo estaría más que complacida.

—Esta bien... Seria bueno probar algo casero de vez en cuando.

Ella rio y de pronto sentí como retorció mi mejilla entre sus dedos con delicadeza. No lo había notado antes pero ella tenia los ojos verdes como los de su hijo. Aun que los suyos estaban un tanto opacos.

—Oh! Mira que hora es! Debo ir a la tienda de Ginevra para que ella pueda venir —Se levanto y dejo en la camilla a Simone quien estaba entretenido con un video de animales que hablaban. La mujer antes de irse me dio un fuerte abrazo y se despidió.— Deja de poner esa cara de malo Renato... La doctora puede pensar mal de ti.

Ya pienso mal de el, no se preocupe.

La mujer se fue y nuevamente nos dejo solos, pero por lo menos ahora tenia a Simone como una barrera de contención contra su tío irrespetuoso.

—Entonces prefieres una "comida casera" en lugar del dinero que te ofrecí? —Hablo mientras fingía revisar su teléfono.

—Simone... Veo que comiste todo con tu abuela— La familia había decidido traerle sus propios alimentos al pequeño para evitar algun percance.

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