Capítulo 9

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Me sentía como un conejo en medio de una manada de lobos hambrientos y Ginevra era la domadora de lobos que les traía su comida. 

—Ven te los presentare! —Ella tomo mi mano y me arrastro consigo hacia donde estaba la zona masculina. 

A pesar de tener a muchos espectadores no pude evitar enfocarme en el hombre irritable, el estaba viendo a un lado, pero no creo que el plan de ignorarme sirva, de todas formas saludaria. Enserio me envió un collar disculpándose? Qué por cierto traje conmigo para devolver.

—Ok, mira lo hare fácil. —No detuvimos en la mesa y yo sonreí como una boba sin saber que pasaría— Bueno ya conoces a nuestro jefe mandón, Renato es el mayor de todos nosotros.

—Buenas noches Sr. D'spagna. —Mencione intentando alcanzar un tono relajado, me sentía en realidad muy incomoda. 

Escuche dos risillas viniendo de dos asientos junto a Renato. Eran dos jovenes prácticamente idénticos! Ambos tenían el cabello corto como un corte militar juvenil, los ojos verdes como su hermano mayor y una blanca sonrisa con colmillos a mi parecer largos. Aumentando mi pensamiento de estar en presencia de lobos. 

—Basta! —Ellos pasaron de risas a una sonrisa burlona.— Quiero presentarle a todos en orden de llegada a este mundo! 

Los hermanos menores cambiaron su expresión a una neutral cuando Renato volteo a verlos con las cejas fruncidas.

—Bueno... continuemos. Te presento a mi mellizo! El es Gaetano. 

Me gire topándome con un hombre casi tan grande como Renato, los ojos miel idénticos a los de Ginevra, básicamente el era su versión más alta y masculina. Con una sonrisa sin duda encantadora. 

Gaetano se puso de pie y tomo mi mano dándole un ligero beso. 

—Bienvenida Doctora. Gracias por ayudar a mi sobrino. —La voz grave y melódica, me brindaron confianza enseguida. Lo presentaron como un hombre encantador. Antes de que pudiera responder alguien me interrumpió. 

—Basta Gaet, no seduzcas a la doctora. Ya lo harás después de comer —El hermano de a lado hablo. Un hombre no tan corpulento como los otros dos hermanos, tenia la complexión de un peleador de Box, aunque su rostro podría ser comparado con el de un modelo. Sus ojos de un intenso color avellana claro, hacían contraste con el cabello castaños ligeramente ondulado la piel ligeramente más clara que la de los demás. 

—Nadie seducirá a nadie! —Ginevra se quejo y Gaetano me guiño el ojo antes de volver a su asiento.— El es Ángelo, nuestro hermano menor. 

—Maldición Renzo! Devuélveme el puto teléfono! —Un golpe en la mesa llamo la intención de todos. 

—Anna Robinson! JA - JA - JA... Y yo que creí que no jugabas con tus compañeritas de clase! Esta como Dios la trajo al mundo —El hermano idéntico respondió. 

Me gire para no perderme el espectáculo, mientras Ginevra puso los ojos en blanco.  

—Estas muerto maldito idiota! —El que reclamaba su teléfono se levanto y aventó de la silla al otro intentando quitarle el teléfono mientras el otro se reía. 

Yo salte del susto antes su acción y retrocedí un poco tropezando en las piernas de alguien, terminando sentada en su regazo. 

—Enzo! Suelta a tu hermano! —Ginevra se acercó intentando calmarlos. 

Sin moverme aun temía ver sobre quien me había sentado, pero que diablos. Reaccione, debo ponerme de pie. 

Cuando intente levantarme el hombre me lo impidió. Sosteniendo con firmeza mi mano y manteniéndome sobre sus piernas, que por cierto eran muy grandes, ya que encaje a la perfección. 

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