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Anton no se movió de la puerta, se quedó inmuto luego de haber visto los ojos y la nariz del mayor, éstas dos rojas e hinchadas, claramente de tanto llorar.

No sabía si correr y abrazarlo, o simplemente irse. Pero, ¿por qué creía que había estado llorando por él?

Podía llorar por más cosas, un hueso roto, ¿pero sin vendajes? Entonces un... No, pero no podía declarar sin evidencias.

Además, era su mejor amigo, estaba casi cien por ciento seguro de que ese chico fuerte, no lloraba fácilmente, o al menos por él.

Se acercaba lentamente tras cerrar la puerta, sintiendo sus piernas temblar y sin saber por qué, sus pasos inseguros.

Wonbin simplemente agachaba su cabeza, según él no quería que lo viera, pero era imposible, Anton ya se había percatado de su condición desde que había pasado la puerta.

—¿C-Cómo estás?— preguntó al fin, un poco más cerca del chico, con miedo e inseguridad. —Te extrañé en clase, Binnie.

—Ah, estoy... estoy bien— dijo pero por supuesto, era mentira, estaba herido, roto y no quería verlo, pero tampoco echarlo, lo amaba, al igual que su presencia. —Se me hizo tarde en ir, y pensé que era mejor no asistir— sabía tan bien como mentir, claro, a personas que no eran Jeno, o Anton.

—Tengo algo que contarte— dijo y se mordió el labio inferior internamente. ¿Era buena idea decirle o no? —Pero no aquí, ¿vamos por un helado o un café?

Wonbin no estaba en ninguna disposición de salir, quería seguir enrollado en sus sábanas, llorar un rato más, pero no, tenía que mostrarse fuerte, así que accedió.

Además, la idea de salir con Anton a desestresarse de todo lo que ha vivido en esa semana, tampoco era malo.

Después de todo, Anton siempre era quien le sacaba sus sonrisas.

Fue rápidamente a su cuarto, se lavó la cara, tratando de quitar alguna evidencia de llanto, —en vano—.

También cambió su suéter negro por uno de un color más vivo, y por supuesto, le avisó a su primo que saldría, el cual lo desaprobó, pero no lo negó y lo dejó ir.

Algo dentro de él le brincó, sintiendo un poco de felicidad.

Ciertamente, Anton es su calma luego de la tormenta, su risa luego del llanto; y luego de unos días tan oscuros para él, Anton era su luz, su brillo, y eso le hacía sentir cálido.

Bajar y verlo ahí, esperando por él con sus manos en sus bolsillos, le recordaban cada que siempre estaba de visita, y sonrió, apenas notable.

Y fue un poco más al tener la pequeña sonrisa de Anton en él, haciéndolo querer saltar de felicidad.

Finalmente salieron caminando por la puerta, donde Anton inconscientemente tomó la mano de Wonbin, entrelazando sus dedos.

Eso hizo que el corazón de Wonbin revoloteara rápidamente, poniéndolo incluso nervioso.

Un camino silencioso en aquel mismo acto, donde pensaban diferentes cosas con algo en común; que estaban pensando en el otro.

Agradecía internamente por un lado que el lugar donde se dirigían no estuviera tan lejos, estaba ansioso por lo que Anton tenía que hablarle.

Y llegando a la cafetería, se aferró mucho más su mano. Realmente no quería soltarla, sentiría que lo dejaba ir y eso lo derrumbaría nuevamente.

Pidieron para ambos y se sentaron aún sin poder verse a los ojos, Anton estaba nervioso y podía notarse, igualmente que Wonbin, hacía mucho que no salía con él a comer o a algún lado.

i wish i ✧ wontonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora