PROLOGO

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En lo profundo de la selva, donde los cantos de las aves se mezclan con el susurro de los árboles, vivía una tribu de mujeres guerreras, en la isla Amazon Lyli.

Las kuja siempre han vivido en el aislamiento pacífico debido a su ventaja natural de vivir en una isla de Calm Belt, protegido del resto del mundo por los Reyes Marinos que los rodean.

Eran conocidas por su valentía, su sabiduría y su vínculo inquebrantable con la naturaleza. Estas mujeres tenían una conexión especial con las serpientes, criaturas que consideraban sus guardianas y aliadas.

Entre ellas, una pequeña niña de dos años, llamada Shira, era el tesoro más preciado de la tribu. Sus grandes ojos violetas reflejaban la inocencia de su corta vida y la esperanza de un futuro brillante.
Una noche, cuando la luna llena iluminaba el claro del bosque, un grupo de cazadores de esclavos irrumpió en el campamento. Las llamas de las antorchas y los gritos de guerra rompieron la tranquilidad de la noche.

Las mujeres lucharon con valentía, usando  a las serpientes para que las asistieran en la batalla como sus arcos. Pero la sorpresa y la ferocidad de los atacantes fueron demasiado para ellas. En el caos, Shira fue arrebatada de los brazos de una de las mujeres.

Llorando y pataleando, la pequeña Shira fue llevada al puerto donde esperaba un barco pirata. El capitán, un hombre cruel y despiadado, el al verla,no sintió ni una pizca de compasión por la niña. La arrojó en la bodega del barco como si fuera un objeto más de su botín. Los piratas, endurecidos por años de saqueo y violencia, solo veían en ella un posible beneficio, la cual venderían al mercado de humanos.

La niña, envuelta en una manta raída, lloraba por su isla perdida y su hogar lejano.
El barco zarpó, y con cada ola que golpeaba el casco, Shira se alejaba más de la isla que conocía. Los días pasaban, y el mar parecía no tener fin.
Los piratas la ignoraban, ocupados con sus propias fechorías, mientras la pequeña intentaba comprender su nuevo y aterrador mundo. Su única compañía era una pequeña serpiente blanca,  que apenas había salido de su huevo el dia anterior.
Sin embargo, el destino tenía otro giro preparado para la pequeña Shira.

Una noche, mientras el barco pirata surcaba las aguas bajo un cielo sin estrellas, una embarcación apareció en el horizonte. Era una nave tan temida como el mismísimo diablo: la tripulación del Capitán Gol D. Roger, conocido por atacar a otros piratas y tomar sus tesoros.

Sin piedad ni aviso, los cañones tronaron y una feroz batalla se desató en medio del océano. Los hombres del Capitán Roger abordaron el barco y, tras un brutal combate, vencieron a los piratas.

Mientras saqueaban lo que quedaba, uno de los tripulantes, al explorar la bodega, encontró a Shira. La niña, asustada y temblando, fue llevada ante el Capitán.

Este, un hombre de apariencia dura pero con un corazón más justo, observó a la pequeña con curiosidad.—¿Qué haremos con ella, capitán? —preguntó uno de los hombres. Roger miró a la niña, que lo observaba con sus grandes ojos violetas, llenos de miedo y esperanza.—La llevaremos con nosotros —dijo finalmente, con una voz que no admitía discusión—. No la dejaremos a merced del mar ni de estos malnacidos.

Así comenzó el doloroso pero esperanzador viaje de Shira, una niña de una isla de mujeres, llevada al mar, su destino incierto en manos de aquellos que navegaban bajo la bandera negra, pero con una nueva oportunidad de encontrar su lugar en el vasto mundo.

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Caminos Cruzados -𝐎𝐧𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora