Cap. XXXI: "Juegos"
Evelyn pateó el neumático de su auto y golpeó la puerta con frustración; era definitivo, llevaba minutos protestando contra el vehículo por lo que esa tarde tendrá que usar el subterráneo por mucho que no le agradara.
Era el primer día de vuelta a su trabajo, la nueva sucursal de la empresa de Eva allí y no podía llegar ni un minuto tarde.
Se colgó su bolso de cuero al costado derecho de su cuerpo y cruzó la calle con rapidez.
Comenzó a correr al ver que faltaban 40 minutos para las cinco y para esa hora ya debía estar junto a su jefa para la inauguración del edificio.
Luego de llegar a la estación y sacar su ticket, tuvo que alzar sus brazos y gritar porque el transporte no la abandonara y, antes de las últimas puertas se cerraran frente a ella, alguien estiró su brazo desde el interior y tomó el de ella ayudándola a ingresar cuando el subte comenzó su marcha.
- Gracias- fue lo único que le dijo a la muchacha que la observaba con una sonrisa satisfecha antes de alejarse para tomar el barandal. Una cantidad de gente ya había ocupado todos los asientos por lo que el viaje sería de pie para ellas. Evelyn la siguió con la mirada y esquivó su vista cuando la chica volteó a verla.
Se alisó inserviblemente su pantalón con sus ojos en los zapatos y no pudo evitar volver su mirada a la chica cuando alzó la cabeza. Allí, con su mano derecha tomando aquel caño amarillo para no caer, aquella desconocida de pelo corto, negro y ojos claros, le volvió a sonreír luego de guiñarle un ojo y haciéndola sonreír a ella también.
Luego de unos minutos de andar, el transporte comenzó a descender la velocidad y con ello se detuvo finalmente minutos después. Algunos pasajeros comenzaron a bajar y Evelyn sintió una caricia en su mano apoyada en su cartera cuando aquella muchacha, quien le permitió viajar al extenderle el brazo, pasó a su lado.
No pudo negárselo y se mordió el labio al girar su rostro para verla alejarse: le pareció hermosa.
Sacudió su cabeza al sentir dentro de su pantalón su celular vibrar porque seguramente Mati le había escrito para desearle buena suerte. Leyó con rapidez el mensaje y de la misma manera lo respondió.
Se pasó el resto del recorrido con su rostro bajo su brazo, que estiraba hacia el barandal para sostenerse, y quitándose por momento el sudor que aquel encuentro le había provocado. No lo dudó y se obligó mentalmente a tomar la misma línea de subte al regresar.
Tal vez contaría con más suerte que en ese momento.
Llegó a las 16:47 a su nuevo lugar de trabajo y, soltando el primer botón de su camisa blanca, caminó hasta Eva que la esperaba en las escaleras con una gran sonrisa y acompañada de dos personas más.
Saludó a Marc y Mary, la nueva gerente de esta nueva sucursal y que parecía tener la misma edad que su jefa.
Se pasó la mano por la frente para ocultar un poco de nerviosismo y finalmente, luego de una rápida charla, Eva tomó la llave del local y abrió: se asombró lo distinto a cómo era en Lima. Aquí parecía más grande, moderno y las paredes de cristal le agradaban más.
- Y pensar que tú habías ido a renunciar - le recordó Eva, guiándola con una mano en la espalda, la conversación de aquella mañana. Al día siguiente de que la reconciliación con Mati fuese un hecho, ella aún con ayuda de un par de muletas, había llegado a la empresa en busca de su renuncia. No quería más problemas con su novia por culpa de Natalie y, si el trabajo algo tenía que ver, lo iba a evitar también. Sin embargo Eva no la dejó y, por el contrario, le habló de que el traslado a New Haven era un hecho y se irían juntas si así la morena lo deseaba. Natalie regresó dos semanas después a Italia y finalmente los problemas dejaron de presentarse-
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❤️ La Causa Perfecta Evelyn y Mati ❤️🔥
Roman pour Adolescentssinopsis Cuando el primer amor no se olvida (Advertencia: G!P Evelyn )