Cap II: "Con miedo, sin el. Con futuro, sin el"

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Cap II: "Con miedo, sin el. Con futuro, sin el"

Había algo en aquella niña que llamaba su atención. A ella le gustaba asomarse por la ventana de su habitación y verla hamacándose sola en el patio de su casa por la tarde o leer algún libro grande al anochecer. Le gustaba aún mas ver sus mechones de pelo marrón volar frente su rostro y sus manos acomodándolos inútilmente tras su oreja.

A ella le gustaba cuando después del almuerzo, la niña que era su nueva vecina, corría por el patio frontal sola con sus dos perros. Ella sonrió mientras la estaba viendo justo en ese momento y ladeó la cabeza; ahora que lo pensaba, solo un perro acompañaba a la niña ya desde hace varios días. Eso le hizo borrar la sonrisa momentáneamente.

Sus padres aún no se relacionaban entre sí porque la nueva familia llevaba apenas unos días en la ciudad; pero eso no era una piedra para que ella, por el contrario, deseara bajar las escaleras, atravesar la puerta y llegar hasta la niña para preguntarle su nombre. Y cuántos años tenía y por qué vivía allí ahora.

Estaba sonriendo aún más cuando su pequeña vecina alzó la vista y la descubrió tras su ventana espiándola tranquilamente. Ella se despegó con torpeza y retrocedió torpemente hasta caer por culpa de un enredo de propios pies.

Y se quedó allí en el piso unos minutos hasta escuchar la puerta de la casa de al lado cerrarse.

Respiró por primera vez en sus 7 años con miedo y esperó que el color rojo de sus mejillas desapareciera.

Y después finalmente abandonó su cuarto para esconderse en el living.

- ¡Mati ! ¡Aquí, Mati ! ¡Arrójala, rubia estúpida! - Mati se mordió el labio y fulminó con la mirada a Santana, como odiaba que esa niña solo tuviera ocho años y pensara que podía llevarse a todos por delante con su genio. Ella lanzó la pelota sobre la cabeza de la chica y quiso reír cuando casi cae por intentar atraparla- ¡Eres una tonta! – se quejó Santana al rozar el suelo con sus rodillas-

- Ve a buscarla o alguien la robará- le gritó ella señalando tras un árbol donde había caído la pelota. Cuando Santana desapareció de su vista, giró rápidamente su cuello y miró a su vecina; otra vez estaba sentada afuera, sola y leyendo lo que parecía un libro no infantil, porque era grande y podía notarlo en los gestos que hacía la niña para poder comprenderlo. Cuando la castaña alzó la vista al sentirse observada, volvió su mirada al frente y caminó con rapidez hacia su amiga-

- ¡Agárrala, Mati ! - gritó Santana frente a ella y arrojando la pelota con fuerza al aire en clara venganza. Mati siguió la línea del balón y retrocedió varios pasos al ver donde había caído. Quiso escapar a su casa pero Santana, detrás de ella, la empujó por los hombros y le ordenó que fuera por la pelota-

- Tú la tiraste- se defendió Mati sintiendo uno de sus brazos ser tirado por la latina y arrastrándola apenas unos metros-

- ¡Ve!-

La rubia le enseñó su dedo medio y finalmente corrió hacia la pelota cuando Santana amenazó con golpearla al alzar su puño en dirección a ella.

Caminó con lentitud sus últimos pasos y escondiendo sus brazos tras su espalda. Imploró internamente que las hojas de la pasada estación no crujieran al pisarlas y no advirtieran a nadie de su presencia.

Hizo el último paso casi en puntita y se agachó casi sin respirar observando a su pequeña vecina a solo dos metros de ella. Tomó la pelota con una extraña mueca de preocupación y suspiró con felicidad cuando la tuvo contra su pecho.

Quiso llorar cuando la niña la observaba con las cejas fruncidas y extrañada de sus actos, como si en cualquier momento se fuese a levantar de esa pequeña tapia y la fuese a golpear más fuerte que Santana. Pero, en cambio, la niña le sonrió apenas y volvió su concentración al libro. Mati parpadeó varias veces y dejó caer la pelota con total libertad.

❤️ La Causa Perfecta Evelyn y Mati ❤️‍🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora