Escape hacia lo DESconocido -Chloé

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Tumbadas en la cama, Zoé había colocado su cabeza en mi pecho. Yo acariciaba muy despacio su espalda. El amor que sentía por Zoé Montana era realmente intenso podría asegurar que esto jamás pasaría, no me importaba lo fugaz que pudieran ser los momentos a su lado o que tan de cabeza se encontrara mi mundo ahora mismo, ella siempre sería mi luz en la oscuridad. Ella había llegado a mi vida a demostrarme que el amor no es solo un "te amo" lanzado al viento, recordar su piel desnuda contra la mía, ella temblando de placer. Escucharla gemir, saborear cada parte de ella, sentirla mía y a la vez en cada caricia entregarle un pedacito de mi alma.

La estaba amando con todas las fuerzas de mi cuerpo, sin importarme si se quedara un breve tiempo, ella se había convertido en mi hecho irrefutable de amor.

Cuando la sentí dormida me levanté, tomé mi camisa y lo que habíamos venido a buscar y caminé el lugar. Era pequeño y un tanto organizado, aunque se notaba que en años nadie había estado aquí, abrí la carpeta que tenía en la mano y leí brevemente lo que decía, hasta que lo deje en una mesa, «odio tener los recuerdos tan desordenados» pensé con enojo cuando descubrí que por más que quisiera no recordaba que paso después de la batalla no le había hecho mente a eso, pero me abrumaba el hecho de no saber. Moví algunos papeles, la verdad no sé qué era lo que buscaba en este lugar, pero me llamaba la atención saber cómo Zoé pudo estar aquí dos meses. Esto no tenía entrada de aire fresco, aunque daba la sensación de que el tiempo aquí era más pesado, me agaché a recoger unos papeles que tumbé por mi torpeza al estar distraída observando las paredes.

—Hola, extraña —la voz de Zoé llegó a mí tan pronto que voltee a verla con una sonrisa.

—¿Por qué tardamos tanto para esto? —pregunté sin quitarle la mirada de encima, Zoé estaba envuelta en la sabana y se sonreía.

—Resulta que eres muy astuta en algunas cosas, pero en esta fuiste extremadamente lenta. —Su sonrisa fue tan pícara que me acerqué a ella y la besé.

—¿Cómo me llamaste? —le pregunté con su cuerpo pegado al mío.

—Vamos a ducharnos —respondió esquivando mi pregunta y con una sonrisa pícara que moría de ganas por ver todas mis mañanas.

Me quité la camisa y su cara fue un poema, aun después de todo se sonrojaba por verme desnuda «¡Joder me estaba matando su forma de ser!» le quité la sabana y la besé, intenso y lento mientras al tiempo caminaba al baño para ducharnos. La besé por cada minuto que sentí que había perdido sin ella, la besé por el año que ella había pasado sin mí.

Intentó tocarme y le sostuve las muñecas pegadas contra la pared, de alguna manera quería besarla y solo eso. Pero me ganó el deseo cuando mis labios comenzaron a recorrer su cuello, mordí el lóbulo de su oreja y de ella se escapó un gemido. La solté y mi mano se vio bajando hasta poder llegar a su zona íntima cuando ella me sostuvo, me detuve.

—¿Sucede algo? —pregunté casi que con pánico de haber cometido una imprudencia.

—No quiero que sea así —refutó y yo sonreí.

Zoé me dio vuelta y la dejé hacerse cargo del momento. Sus manos inexpertas comenzaron a recorrer mi cuerpo y la sensación de satisfacción me invadió casi que, al instante, Zoé se abrió camino por mi cuello entre besos y su lengua bajando de pronto hasta llegar a mis pezones lo que me hizo gemir, tomé su cabello para guiar el ritmo, mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Estar con Zoé era algo indescriptible, no era mi primera vez, pero se sentía como si lo fuera.

Alcé a Zoé y la llevé a la cama, solo que no me dejó tomar el control, Zoé estuvo encima de mí, me besaba con deseo y nuestras lenguas se encontraban una y otra vez. De pronto su lengua estaba jugando con mis pezones, como acto de reflejo no podía dejar de mover mis caderas y ella se dejó llevar y comenzó a mover sus caderas encima de mí. Su mano descendió por mi zona íntima y ella me acariciaba por encima mientras que de mí se escapó un gemido. —Me estás torturando— le susurré. Y de ella se escapó un gemido.

Tú y Yo a Través del Tiempo, un Futuro FracturadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora