Al amanecer, Edda se despertó con el primer rayo de sol que se filtraba por la ventana. Preparó su café matutino y se dirigió a la otra habitación donde se encontraba Clara, su confidente y compañera de apartamento. La escena que se presentaba era una que ya había presenciado en innumerables ocasiones: la habitación de Clara estaba en completo caos, evidencia de otra noche de desenfreno.
Con un gesto brusco, Edda despertó a Clara, cuyos ojos indicaban claramente su cansancio. Clara, con rapidez, despachó al desconocido y comenzó a recoger el desorden dejado a su paso. Mientras tanto, Edda se encaminó al baño para tomar una ducha rápida antes de iniciar su día de trabajo.
Por otro lado, en otro rincón de la ciudad, Lucas Hargrove despertaba en su lujoso apartamento. A su lado, una mujer yacía, desnuda, dormida y ajena a su presencia. Sin perder tiempo, Lucas dejó un billete sobre la mesita de noche y se encaminó al baño.
Bajo la ducha, el sonido de "Believer" resonaba en el cuarto de baño. Al salir, se encontró solo en esa habitación. La mujer se había ido, una escena común en la vida del hijo menor de los Hargrove. se vistió elegantemente conciente de la cita preparada por sus padres con un psicólogo. Bajó a la recepción y entregó las llaves al personal, guiñándole un ojo a una huésped. Subió a su lujoso auto y se dirigió al lugar acordado.
Al llegar, tocó la puerta y esta se abrió de par en par. Sin esperar permiso, entró y se encontró con una chica, concentrada en su trabajo, pintando un lienzo y un libro cerrado encima del escritorio.
"¿Dónde está el psicólogo?", preguntó Lucas con indiferencia.
La chica, reconociendo su voz, se volteó para encontrarse con el chico alto, albino y de ojos azules parado frente a ella.
"No puedes seguir apareciendo así de repente", murmuró la chica. "Llegas tarde, tengo otra consulta".
Lucas colocó un fajo de billete sobre el escritorio. "Quiero mi consulta ahora, no tengo tiempo", dijo con impaciencia.
"Ese no es mi problema. Toma tu dinero y espera afuera", respondió la chica, devolviéndole el dinero y echándolo de la habitación.
Mientras los pacientes de Edda entraban y salían, Lucas se preguntaba por qué no había aceptado el dinero. De repente, una joven de cabello desordenado irrumpió en la consulta, justo en el turno de Lucas.
Lucas se levantó de su asiento y entró claramente enojado a la consulta.
"Vete, es mi turno" dijo Lucas mirando enfadado a la chica.
"Sal de la consulta, ella es mi amiga y además estoy en mi horario de almuer-"
"A la mierda tu maldito horario de almuerzo" dijo Lucas interrumpiendo a Edda y alzando la voz.
Edda se levantó de su asiento con determinación."Vuelve a hablar así y daré un informe a tus padres, sobre el estado de tu salud mental. Creo que tus carreras de motos están afectando tu estabilidad, ¿me entendiste, idiota?Lucas salió de la habitación con un portazo mientras Edda retomaba su asiento, lista para continuar su jornada.
«Continuará»
«Puede que el capítulo presente algún error, siendo así, es mi deber corregirlo, así que no dudes en hacérmelo saber en los comentarios»
ESTÁS LEYENDO
«Pintando sueños y corriendo destinos»
Любовные романыEdda Rollers, una joven psicóloga amante del arte y las estrellas. Lucas Hargrove, un motociclista rebelde con una pasión por la velocidad. Sus mundos colisionan en las calles de San Miguel, donde un encuentro inesperado desencadena una serie de eve...