Capítulo 5: Un encuentro inesperado

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Edda, sorprendida por la inesperada aparición de Lucas en su hogar, no pudo evitar preguntar con desconcierto: "¿Cómo te las arreglaste para entrar aquí, Lucas?"

Lucas, con una sonrisa despreocupada y aire de suficiencia, respondió: "La joven de la consulta me concedió acceso."

Edda, frunciendo el ceño, insistió: "¿Y cuál es el propósito de tu visita?"

Lucas, con una mirada traviesa, contestó: "Quería encantar a la encantadora señorita psicóloga, después de lo que me dijiste anoche."

Edda, riendo ligeramente, replicó: "Ya te dije, hablo de profundidad emocional, no de que acomodes la casa para mí. Además, ¿por qué querría que me arreglaras la casa?"

Lucas, encogiéndose de hombros, dijo: "Bueno, tu amiga mencionó que era lo mejor que podía hacer."

Edda, riendo aún más, comentó: "Insensato, lo dijo para que hicieras sus deberes. En serio, no confíes en Clara."

La chica, con una sonrisa juguetona, replicó: "Está bien, si solo venías a intentar jugar con mis sentimientos, fallaste."

Lucas, en tono travieso, contestó: "Vamos, ¿cómo jugaría con tus sentimientos? Solo quería ver a la señorita psicóloga introvertida."

Edda, algo molesta, dijo: "Qué pena, la señorita psicóloga no te quería ver. Bueno, espera ahí sentado, voy a cambiarme."

Lucas, con una mezcla de travesura y perversión en su rostro, preguntó: "¿Te acompaño?"

Edda, exasperada, respondió: "Ya me tienen irritada tus bromitas constantes"

"¿Eres así de volátil siempre?", Preguntó Lucas riendo.

Edda se retiró a su habitación, cerrando la puerta tras ella. Se miró al espejo, observando detenidamente su cabello. "Ya no recuerdo mis rizos," se dijo a sí misma.

Mientras tanto, Lucas, completamente aburrido, se levantó del sofá y comenzó a pasear por la casa, examinando con curiosidad cada detalle hasta que se topó con un cuadro. Era una pintura de una costa al anochecer, con el cielo cubierto de estrellas. Lucas se sintió atraído por la pintura.

Lucas, asombrado, murmuró: "Esta pintura es increíble... Realmente te transporta a otro lugar."

Edda apareció detrás de él, con una sonrisa: "Deberías verla en persona, tal vez te sorprendería aún más."

Lucas, con una sonrisa traviesa, preguntó: "¿Me estás invitando a tu mundo?"

Edda, negando con la cabeza, respondió: "Obviamente no, pero no está mal a veces observar un paisaje."

Lucas, mirando a Edda, comentó: "Señorita psicóloga, ¿qué le hizo a su cabello? Se le ve realmente bien."

Edda, sintiendo un leve incómodo ante el elogio, respondió: "Solo definí el rizo, nada más."

Lucas, asintiendo, dijo: "Pues te queda bien. Ah, por cierto, con mi familia nos iremos de vacaciones."

Edda, algo indiferente, respondió: "Qué bien, disfruten."

Lucas, dibujando una leve sonrisa, añadió: "Tú también irás."

Edda, sorprendida, replicó: "Sí, claro, porque lo dices tú, ¿no?"

Lucas, con una mirada seria, contestó: "Lo dicen mis padres. ¿Quieres ir o te secuestro?" Se acercó a ella, tomando su mentón con suavidad.

Edda, apartándose, dijo: "No puedo ir."

Lucas, suspirando, replicó: "Eso no es problema para mí."

Lucas bebió suavemente su café mientras Edda lo observaba con atención. Al terminar su taza, se dirigió a Edda y dijo con firmeza: "Te lo advertí."

Edda abrió los ojos, asustada. Antes de que pudiera reaccionar, Lucas la cargó en brazos con una firmeza inusitada, llevándola al auto. La escena se desarrolló en cámara lenta en la mente de Edda: Lucas la levantó con un movimiento fluido, su fuerza y determinación claras en cada paso. La llevó fuera de la casa, mientras ella intentaba resistirse sin éxito, y la colocó suavemente en el asiento del coche.

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Lucas: "Lo siento, señorita psicóloga, pero no acepto un no por respuesta."

Edda: "Lucas, ¡esto es una locura! ¿Qué estás haciendo?"

Lucas, con una sonrisa traviesa, respondió: "Solo estoy asegurándome de que te diviertas un poco."

Edda, mirando por la ventana, pensó en la improbabilidad de la situación. A pesar de su irritación, una pequeña parte de ella no podía evitar sentirse intrigada por las acciones de Lucas.

Mientras conducían hacia el destino desconocido, el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas. Edda miraba el paisaje con una mezcla de resignación y curiosidad.

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Al llegar a un pequeño resort en la costa, Lucas bajó del coche y abrió la puerta para Edda.

Lucas: "Bienvenida a tus vacaciones, Señorita psicóloga."

Edda, con una mezcla de exasperación y sorpresa, salió del coche. "No puedo creer que hayas hecho esto."

Lucas, riendo, respondió: "Bueno, créelo. Vamos, te mostraré tu habitación."

Subieron las escaleras del lugar, donde Lucas abrió una puerta que daba a una habitación con vista al mar. El sonido de las olas y el aroma salino del océano llenaban el aire.

Edda: "Esto es... inesperado."

Lucas: "Quería sorprenderte. Y, bueno, aquí estamos."

Edda miró a Lucas, notando la sinceridad en sus ojos por primera vez. "Gracias, supongo. Aunque sigue siendo una locura."

Lucas, acercándose a ella, respondió: "A veces, las mejores cosas en la vida son las más locas."

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La noche transcurrió con ambos compartiendo una cena en la playa. Las estrellas brillaban intensamente en el cielo mientras conversaban sobre sus vidas, sus sueños y sus miedos. Lucas, aunque seguía siendo el playboy despreocupado, mostraba destellos de profundidad que Edda no había anticipado.

Edda: "Nunca pensé que tendría una cena así contigo, Lucas."

Lucas, sonriendo, respondió: "Bueno, las sorpresas son la sal de la vida, ¿no crees?"

Edda, asintiendo lentamente, añadió: "Sí, supongo que tienes razón."

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Al final de la noche, mientras se despedían para retirarse a sus habitaciones, Edda se encontró mirando a Lucas con nuevos ojos. Aunque seguía siendo el hombre travieso y seductor, había algo más en él, algo que empezaba a intrigarla profundamente.

Lucas: "Buenas noches, señorita psicóloga. Que sueñes con paisajes hermosos."

Edda, sonriendo suavemente, respondió: "Buenas noches, Lucas. Que sueñes con algo más que bromas."

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La relación entre Edda y Lucas había comenzado a cambiar. Aunque aún mantenían sus personalidades contrastantes, la conexión entre ellos se había fortalecido, preparándolos para las aventuras que les esperaban en el futuro.

«Continuará»

«Puede que el capítulo presente algún error, siendo así, es mi deber corregirlo, así que no dudes en hacérmelo saber en los comentarios»

«Pintando sueños y corriendo destinos»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora