Lucas se levanta de la cama y se encamina hacia Edda. La joven se mantiene firme, aunque visiblemente nerviosa.
"Eres indebidamente cercano. Tu fragancia resulta desagradable", expresó Edda, volviéndose para preparar otro vaso de agua.
Lucas se lanza sobre la cama, "¿Deseas acompañarme, estimada psicóloga?", dijo con un tono travieso.
"Para nada" respondió Edda.
"¿Cuál es tu nombre?", preguntó Lucas.
"Bueno, soy conocida como la 'señorita psicóloga'", respondió Edda sarcásticamente.
"¿No me dirás?", insiste el chico.
"No, hasta que algo de ti logre cautivarme", replicó Edda con seriedad.
"¿No encuentras nada atractivo en mí?", preguntó Lucas con una sonrisa pícara.
"Sí, en serio me enloquece tu silencio, pero busco algo más profundo", dijo Edda mientras entregaba el vaso de agua.
"No quiero que te conviertas en alguien importante para mí, o no podré dejarte en paz", comentó Lucas con un toque de sarcasmo.
"Estoy aquí solo como tu cuidadora, por así decirlo", dijo Edda con una sonrisa.
"Hoy ha sido tu último día de diversión. Tus progenitores me contrataron para sacarte de ese estilo de vida", expresó Edda mientras tomaba asiento en la cama.
"¿Qué intentas? ¿Acaso buscas beneficio económico?", preguntó Lucas notablemente irritado.
"Querían que te ayudara a cambiar tu mentalidad", dijo Edda con seriedad.
"No fuiste tú quien les solicitó ayuda, ¿verdad?", preguntó Lucas.
"¿Por qué querría tener que ser tú niñera?", dijo Edda riéndose.
"Ja, que bromista" dijo Lucas claramente irritado
"¡Eres bromista siempre!", comentó Edda.
Lucas la miró y se acercó a sus labios. La joven rápidamente giró el rostro y se levantó de la cama.
"Te veré mañana para otra revisión", dijo Edda.
"¿Otra revisión?", preguntó Lucas.
"Estaremos en revisión durante tres días, dedicados a un mes completo en tu rehabilitación del alcoholismo y la lujuria desenfrenada", dijo Edda.
"¿Un mes con la señorita psicóloga?", preguntó Lucas riendo.
Edda lo observó indiferentemente, "así es", dijo mientras salía de la habitación.
Lucas se quedó por un momento observando la puerta. "Así que un mes, ¿eh?", dijo hablándose a sí mismo. "Bueno, creo que me voy a divertir intentando seducir a la señorita psicóloga".
Mientras tanto, Edda iba bajando las escaleras corriendo. Al llegar a la recepción, con su afán por llegar rápidamente a casa, tropezó con alguien.
"Mira por dónde vas, chica" dijo el chico
"¿No eres la dama de aquella noche en la carrera final?", preguntó el joven.
Edda rápidamente reconoció su voz "Sí, obviamente eres el que animaba a Lucas a seguir corriendo ese día, reconozco tu voz", dijo Edda.
"Mmm, Dime tú nombre" dijo Edda sacando un bloc de notas de su bolsa.
"¿Para qué lo deseas?", preguntó el joven.
"Soy la psicóloga de Lucas, necesito saber con quiénes se relaciona", explicó Edda.
"¿Psicóloga?" Preguntó
"Sep, empezamos hoy con revisiones y esas cosas. Ahora dame tu nombre."
"Evans, Evans Lenor" respondió el chico
"Me puedo retirar, me estoy aburriendo", dijo el joven.
"Bien bien, noto tu hastío, no es como si tuvieras otra expresión más que la aburrida", dijo Edda sarcásticamente, y luego se marchó rápidamente a la parada de autobús.
Al llegar a casa, Edda estaba algo agitada así que procedió a tomar sus medicamentos.
"¡Clara!", exclamó Edda alzando la voz. Al no recibir respuesta, optó por entrar en la habitación de su amiga.
Edda se encamina hacia la habitación de Clara con determinación. Al abrir la puerta, encuentra a su amiga enredada en las sábanas con un desconocido. Esta vez, Edda no tolera la situación.
"Ya es suficiente, Clara Martínez. Estoy cansada de tu comportamiento inmaduro. Tienes 22 años", expresó Edda con frustración.
"Lo siento, Edda. No volverá a suceder", dijo Clara avergonzada mientras despachaba al desconocido.
Edda, sintiéndose agotada por la situación, se retiró a su habitación para descansar.
Al día siguiente, Edda despertó en su habitación, sin dolores ni fatigas. Las ventanas estaban abiertas de par en par, permitiendo que la luz matutina inundara la estancia. La habitación estaba decorada con tonos suaves y muebles elegantes, creando un ambiente acogedor y tranquilo.
Las sábanas de seda se amoldaban suavemente al cuerpo de Edda, y el suelo de madera pulida estaba impecablemente limpio. Al levantarse de la cama, el suave aroma de las flores frescas llenaba el aire.
Al salir de la habitación, Edda se encontró con un panorama inesperado. La casa estaba completamente ordenada, sin rastro de desorden o caos. No había ropa de Clara esparcida por ningún lado, ni botellas vacías de cerveza en el suelo. Todo lucía perfectamente organizado y limpio.
Edda caminó hacia el salón, maravillada por la transformación. El café estaba servido en la mesita central, y todo parecía estar en su lugar.
"¿Qué es todo esto?", se preguntó Edda para sí misma, asombrada por la repentina limpieza.
Una voz familiar la sorprendió por detrás, rompiendo el silencio de la mañana. Era una voz masculina, una que reconocía muy bien.
"Creo que puedo ser un perfecto amo de casa", dijo la voz con un toque de humor.
Edda se giró lentamente para encontrarse con Lucas de pie en la entrada del salón, con una sonrisa pícara en el rostro.
"¿Qué haces aquí, Lucas?", preguntó Edda, sintiendo una mezcla de sorpresa y diversión.
«Continuará»
«Puede que el capítulo presente algún error, siendo así, es mi deber corregirlo, así que no dudes en hacérmelo saber en los comentarios»
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«Pintando sueños y corriendo destinos»
RomanceEdda Rollers, una joven psicóloga amante del arte y las estrellas. Lucas Hargrove, un motociclista rebelde con una pasión por la velocidad. Sus mundos colisionan en las calles de San Miguel, donde un encuentro inesperado desencadena una serie de eve...