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exequiel

estoy sentado en el baño, especifícamente en el piso, tengo mi manos tapando mi cara y mi llanto, estaba llorando como un nene chiquito, estaba llorando como lo venía haciendo todos estos meses.

lo único que recordaba de ese día es borroso, y me arrepiento tanto.
me levante y me meti a bañar como si nada, el agua caía sobre mi cuerpo y yo seguía soltando algunas lagrimas.

salgo de bañarme, me pongo una bermuda junto a una remera, vuelvo a la habitación y veo a Sasha durmiendo mientras una de sus manos estaba en su vientre... supongo que por costumbre.

me recosté al lado de ella y con cuidado acaricie su mejilla y no podía dejar de pensar en lo hermosa y valiosa que era para mi, agarre la mano que estaba en su vientre y con cuidado le hice mimos.

— no me toques. —dice dormida y quejándose.

— fue sin querer. —me excuso alejandome.—, ya es tarde, tenemos que levantarnos.

— déjame en paz, levántate vos. —habla enojada.—, me duele la cabeza.

— esta bien. —susurre y me levante.—, cualquier cosa baja.

no escucho respuesta de su parte, salgo de la habitación y voy hacia donde estaban todos mis amigos. con ellos trataba de hacer como si nada, no pasaba nada malo entre mi mujer y yo.

— ¿todo bien perrito? —me pregunta Langoni cuando llegue a su lado.

— ¿y Sasha? —me pregunta Lourdes.

— se quedo durmiendo, no se sentía bien del estomago. —le conteste.

— ¿estas bien changui? —me agarra la mano Ariana.—, parece que estas decaído che.

— todo bien. —le sonrió y me alejé disimuladamente.

nos quedamos charlando, aunque ellos hablaban mas que yo, solamente escuchaba y no dejaba de pensar en Sasha, mas cuando Lourdes se ponia a contar anécdotas de cuando íbamos al colegio los tres juntos.

no podía dejar de pensar en el momento que la conoci, que la veía en los recreos... cuando empezo a trabajar en la panadería de mi abuela y yo iba especifícamente para verla, para sacarle una sonrisa.

— amigo. —me palmea Luis y yo miro.—, ¿vamos afuera y charlamos? me parece que lo necesitas.

asentí y salimos los dos juntos hacia los banquitos que estaban en el patio, luis se quedo sentando mirándome y yo quede mirando un punto fijo.

— ustedes no volvieron a estar bien ¿no? —me pregunta y yo suspire tapándome la cara.—, ¿por qué?

— esa noche no deja de atormentarme. —habla mirando el cielo.—, ver sus llamadas perdidas, ver las llamadas perdidas de lourdes... yo no estaba ahi.

— chango fue un accidente, no fue tu culpa ni la de ella.

— ella no hubiera salido de la casa si yo no me hubiera ido. —lo mire con lagrimas en los ojos.—, ella se fue a buscarme a mi.

— vos no sabias que iba a pasar eso... —me mira y yo me reí mientras lloraba, sarcásticamente.—, Sasha se alejo de todo chango, no solamente de vos, de Lourdes que era como su hermana, de mi que éramos re amigos, cuñados nos decíamos. —dice con nostalgia.

no te vayas; Exequiel ZeballosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora