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Sasha

sa, ya me voy. —me golpea la puerta Exequiel.

me seque las lagrimas rápidamente y solamente conteste un "bueno".

— ¿estas bien? —entra a mi habitación, yo estaba acostada.—, ¿todavía no te levantas?

— no, estoy cansada. —le respondo dandole la espalda.—, decile a Luis que si.

siento que la cama se hace más para abajo, indicándome que Exequiel se había sentado. senti su mano en mi espalda y un nudo en la garganta se me hizo presente.

— ¿qué pasa Sa? —me pregunta.—, ¿tomaste la medicación?

— ¿por qué dijiste eso en la entrevista? —le preguntó sin mirarlo.—, ¿por qué tuviste que decir todo eso?

— vos sos la que me dice que tenemos que demostrar que no estamos mal Sasha, pensé que no ibas a verla, que no te iba a interesar. —me responde suspirando.—, Perdona.

— ¿por qué tuviste que decir lo último? —digo soltando un sollozo, que me quería aguantar... pero no podía.

se formo un silencio en la habitación, las manos de Exequiel dejaron de estar en mi espalda... él no se esperaba eso, y yo menos.

— hay que tener conforme a la gente para que no digan boludeces, ya me voy, cualquier cosa llámame, voy a estar con luis. —me dice levantándose de la cama.

— exe... —digo llorando mientras abrazaba la almohada.

pero no hubo respuesta de su parte, siento que la puerta se cerro y yo llore peor mientras trataba de contenerme sola.

me levante para tomar mis antidepresivos porque si no, iba a quedarme en cama por una semana. trato de ponerle la mejor y meterme a bañar, mi cuerpo se relaja pero las palabras de Zeballos no salían de mi cabeza.


•• • ••


23 de febrero, 2018

📍 Santiago del Estero, La Banda.

me saco el uniforme después de un día largo de trabajo, hoy raro, vino mucha gente y yo terminé hecha pija.

— ¿qué hacemos esta noche gordi? mañana tenes franco. —me pregunta Lourdes mientras se peinaba.

— la verdad no quiero hacer, quiero dormir. —suspire.—, me duelen un montón las piernas, en cualquier momento muero.

— no te ortives conchuda, no salimos en todo el verano, quiero que salgamos. —me hace por favor con las manos y yo me reí.

— todo puede ser, pero no te prometo nada, quiero dormir primero. —le doy un beso en la mejilla.—, chau, nos vemos.

me saluda con la mano y yo salí de mi trabajo, me
puse los auriculares para ir escuchando música en el camino, el día estaba hermoso como cualquier verano, pero parecía que a la noche iba a llover, amaba la lluvia.

entrando a mi barrio a lo lejos veo a el changuito Zeballos jugando a la pelota en la calle con un par más, era incomodo verlo, nos hablábamos por insta, y nunca nadie me mando a quedarme hablando con el hasta las dos de la mañana, esas típicas conversaciones que pasan a mayores por la hora, que vergüenza.

no te vayas; Exequiel ZeballosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora