ℰ𝓍ℯ𝓆𝓊𝒾ℯ𝓁
— ¿no pensas que tu tiempo con Sasha ya acabo? —me preguntó Ariana, sobándome el hombro.
— Sasha es la mujer de mi vida. —la mire negando.—, no me imagino sin ella, pero lamentablemente nos estamos divorciando, estamos esperando los papeles. —le di un trago a mi cerveza.
Ariana muestra sorpresa en su cara, pero al toque lleva su mano a mi mejilla y la acaricia.
— todo va a estar bien chango, acá el único que importa sos vos. —me sonríe y yo la quede mirando.—, sos joven Exe, fachero, no tenés que ponerte así.
— cómo te dije, para mí no existe otra Ari, es ella o no es nadie. —suspire tratando de no llorar.—, es el amor de mi vida y no me interesa nadie más.
— ¿y por qué no le decís la verdad? digo, vos estuviste pésimo en cubrir la cagada a Luis, pusiste en juego tu matrimonio por ellos.
— no se, no pude negarme, y no pensé que fuera a pasar todo eso la verdad.
— bueno chango, deja de tomar porque tampoco te hace bien. —me saca la cerveza de la mano.—, te haces mal vos, tenés que resolver el tema rápido.
— no se nada Ari, quiero que volvamos a ser lo que éramos antes, cuando nos amábamos y no nos importaba nada más.
ella me mira con cierta pena, me sentía perdido y mal. sigo recordando tantas cosas que pasamos juntos con Sasha que no puedo explicar como me siento.
después de un rato más me volví a casa. al entrar veo a Sasha sentada de espaldas en el sillón mirando tele. en su mano había una copa de vino.
me mira de reojo me doy cuenta y yo sin darle importancia subí las escaleras de la casa para ir a mi habitación. la puerta de su oficina estaba abierta y se ve que olvido de apagar la computadora, porque sonaba y sonaba, entre suspirando y la apague.
al darme vuelta para irme, se me engancho el pantalón con el cosito del cajón abriéndolo y tirando todo de ahí adentro.
— la puta madre. —susurre, un re ruido había hecho.
me agacho para agarrar todo y guardarlo rápido, en ese cajón habían fotos de nosotros y diseños de ropa. unos papeles me llamaron la atención, "tramites de divorcio" eso decia, frunci el ceño cuando la fecha de entrega decía que había sido hace casi una semana.
— ¿se puede saber que estás haciendo acá? —me pregunta Sasha de brazos cruzados, estaba en la puerta.
— no, no se... —digo confundido con los papeles en manos, ella se acerca.
— ¿qué haces Exequiel? —me saca las cosas de la mano y me queda mirando.
— ¿por qué no me dijiste que habían llegado? —la mire serio.—, me tenias preguntándote como un pelotudo.
— me olvide. —se quiere hacer la boluda rodando los ojos.—, me llegan mil cosas al día, se me paso revisar bien.
— no basta, me canse. —me pase las manos por la cara y me acerque a ella, acorralándola contra la pared.—, ¿¡qué te pasa conmigo sasha!? ¿te querés divorciar o no? me parece que no, estas dando vueltas, decime, ¿me amas todavía?