Primer capítulo.

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Allí estaba ella.
En una de las mesas de una cafetería cualquiera, es una de sus mesas más alejadas.

A decir verdad, estaba en la mesa de la esquina más alejada.
Aquella acción era ya costumbre para aquella joven.

Camila no era una chica asocial, y su intención tampoco era alejarse del mundo. Bueno, tal vez en aquellos momentos, sí.

Pero, su intención se inclinaba más a observar el mundo, para saber como funcionaba. De la misma manera en que observas como trabajan las hormigan en equipo, para comprender su mundo.

Y no es que Camila creyera que no pertenecía a el planeta Tierra, o que no fuese humana. Muy por lo contrario, sabía muy bien que era parte de ellos.

El problema de Camila era que desde hace varios años, fué diagnosticada con ansiedad patológica. No sabía la fecha exacta en que la enfermedad empezó, y jamás lo sabría.
Tampoco era cosa de gran importancia.

Para Camila, aquello era un infierno. Uno que nadie debería conocer. Lo que ella padecía hacía que a veces no pudiese comprender el mundo. Le daba paníco. En ocasiones, llegaba a sentir el deseo de encerrarse por años y salir en otra era.

A menudo ella traba de distrarse leyendo. Era una gran amante de la lectura, no le importaba gastar horas leyendo, sabía que era un tiempo muy bien aprovechado.

Y bueno, tampoco era de otra era. También era una chica de tecnología. Tenía compañeros de clases y varias personas con quienes charlar por su celular. Pero, esa no era la principal razón para que usaba su celular.

Algunas veces, leía libros que no podía encontrar en tiendas o libros de personas que escribian virtualmente.

Pero, Camila tenía otro hobbie algo extraño, y no que no daba a conocer muy a menudo.
Camila, apesar que jamás había besado, y mucho menos había tenido pareja, creía en el amor.

Nunca se había sentido realmente quería. Pero, jamás fué de esas personas que excusaban sus desgracias con decir que era culpa de amor.

En varias de sus redes sociales, ella buscaba seguir páginas de parejas. Lo que parecía extraño para la gente era que eran generalmente del mismo sexo.

Ella creía que el cariño más allá del género, prejuicios y todo lo demás, era realmente amor.
Camila llevaba apróximadamente un año siguiendo la página web de una pareja de chicas.

Creía que era una relación realmente hermosa. Llena de amor. Y había que sumarle a eso que siempre le pareció atractiva una de las chicas.

Pero, se dió cuenta que la relación había terminado. Un gran pánico empezó a inundarle. Pensaba en cada linda frase que veía de esas chicas y se preguntaba: "¿De verdad puedes decirle esas cosas a alguien, y que sean en vano?".

A camila le molestaba pensar en el "Por Siempre" que prometían las personas y mayormente, no cumplían. Y es que aquello, le provocaba una enorme decepción y empezaba a perder la fé en el mundo.

Así, que Camila debía alejarse de redes sociales. Y salir a distraerse, o intentar comprender el mundo.

Pero, allí sentada en esa cafetería, sentía que la ansiedad era un virus que consumía su cerebro. Daba vueltas, y vueltas al asunto y no podía comprender porque para el mundo era díficil cumplir sus promesas, porque para las parejas eran tan complicado dialogar, y deshacerse de sus problemas.

No entendía porque era más fácil abandonar la lucha, terminar. Sin saber, si aquella persona sería la que debía estar a su lado hasta el fin de sus días.

-¡Basta! Se dijo a sí misma.

Sostenía la taza de café, la bebida que más amaba. Podría decirse que era adicta al café.
Mientras la sostenía, dejaba que el humo recorriera su cara para darle un ambiente cálido.

Había salido de sus pensamientos tan existenciales, que parecían acabar con su cordura.
Pero, entonces apareció un pensamiento muy particular.

"Qué tal si yo llegase a gustar de una chica"

Quedó estática ante su propio pensamiento. Camila, no se definía cómo una chica heterosexual totalmente. Pero, jamás de había puesto a pensar en eso seriamente.

Y es que tal vez, el hecho de que sus padres fuesen homófobicos era razón suficiente para no pensarlo.

-No puedes, Camila.
Volvió a decirse a sí misma.

-No eres lesbiana, no puedes serlo. Dijo prácticamente en una oración que parecía un auto-regaño.

Y mientras todos estos pensamientos pasaban por su cabeza. A lo lejos, la observaba un chico de su escuela.

Se llamaba Austin, era un chico galán. Pero, siempre tuvo un sentimiento de superioridad. Así, no tenía la mejor relación con Camila, a ella no le agraba mucho su actitud.

Pero, para un chico tan engreído eso no era problema. Además, el tenía un propósito. Era de esos chicos que desean tener novia sólo para sentirse mejores, para lucirlas como una adorno, como una carro último modelo.

Y, era ya más que obvio a la próxima víctima que tenía en vista era Camila.

-Hola. Dijo Austin, sacando bruscamente a Camila de su trance.

-Hola. Respondió ella, concentrada en el humo que emanaba su bebida.

-Creo que no hace falta preguntar tu estado, pareces estar bien.

-Lo estoy, dijo Camila con sonrisa pícara.
Agradecía mucho que no le preguntaran realmente como estaba, no le gustaba dar explicaciones y menos hablar de su enfermedad.

-Hey, Camila... Dijo el chico aclarando su garganta.

Ella afirmó con un gesto, haciendole entender que prosiguiera.

-Sé que no hablamos mucho, y tal vez no te agrade mucho. Pero, quiero ser directo. Me gustas. Creo que podríamos intentarlo, y te daré el tiempo que necesites para pensarlo.
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Nota  de autora.
¡Hola!
Como primer punto, quiero aclarar que esta Fanfic no es ninguna adaptación, ni tiene alguna inspiración en algún libro.

La idea de la fanfic nació de eventos reales y otros ficticios.

Gracias. ♥

Aftermath.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora