CAPÍTULO II

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MinGi gimió levantándose. Su visión no era muy clara incluso pasaba de ser visible a borrosa hasta llegar al punto de poder visualizar a no ver nada en lo absoluto, su cuerpo dolía por todas partes. Se obligó a concentrarse. Lo primero que vio fue el cuerpo de YunHo.

MinGi no necesitó comprobar el pulso del chico para saber que estaba muerto. Había una herida abierta en la cabeza del contrario. Los ojos azules de este estaban sin vida, todavía abiertos por el miedo. La bilis subió a su garganta. Conocía a YunHo desde hacía unos pocos días, pero todavía era increíblemente inquietante ver muerto al chico al que había estado besando unas horas antes.

Dios, YunHo aún no tenía ni veinticinco años.

Apartando la mirada, MinGi miró a su alrededor. No estaban perdiendo altitud; eso era obvio. Entonces habían aterrizado. Estrellado. Había suficiente luz para ver, lo que significaba que todavía era de día, dondequiera que hubieran aterrizado. Trató de calcular exactamente dónde habían descendido, basándose en el tiempo de vuelo, pero se quedó en blanco. Bueno; no era importante.

Su mirada finalmente cayó sobre el chico al otro lado del pasillo. El hombre, HongJoong, si recordaba correctamente, estaba llorando, sacudiendo a su esposa y rogándole que se despertara.

MinGi lo miró fijamente, vagamente asombrado por la transformación. Atrás quedó el hombre altivo y perfecto que se burlaba de él con desprecio. Ese chico apenas se parecía al que presenció momentos atrás, su cabello castaño rizado era lo único que tenían en común.

Sacudiéndose para salir de su estupor, ¿se había golpeado la cabeza? MinGi se obligó a moverse. Se desabrochó el cinturón de seguridad y se puso de pie, ignorando el dolor sordo en sus costillas. El avión estaba en silencio. Muy silencioso. Había esperado que hubiera pánico y gritos de los demás pasajeros, pero no hubo nada. Cuando apartó la partición que separaba la cabina de primera clase de la clase turista, descubrió el por qué: parte del avión había desaparecido.

MinGi miró al cielo nublado y luego a la playa cercana.

Parecía que el avión o lo que quedaba, se había estrellado en las aguas poco profundas de alguna isla, lo suficientemente lejos de la tormenta en la que había sido atrapado. O tal vez habían pasado horas. ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente?

Sin lugareños. Sin casas a la vista. Sin señales de que hubiera nadie más que ellos en la isla. Probablemente deshabitada, entonces. Dondequiera que estuviera la otra mitad del avión, no podía verla. Era posible que ya se la hubiera tragado el océano. Hablando del océano, parecía que la marea subiría pronto. Regresó al interior y se dirigió a la cabina. No tenía muchas esperanzas de que alguien dentro de ella estuviera vivo, y sus expectativas resultaron ser correctas cuando encontró los cuerpos del piloto y el copiloto.

Suspirando, MinGi los sacó del avión, uno por uno, luego sacó el cuerpo de YunHo. Por fin, solo quedaba el intolerante. Él y su ya fallecida esposa.

—Vamos, sácala— dijo con brusquedad. —No podemos dejar los cuerpos aquí. El avión se inundará cuando llegue la marea.

HongJoong levantó la cabeza y parpadeó aturdido. Sus ojos estaban muy abiertos, estos eran de color verdes. Extraño. MinGi había creído que eran azules. Frunció el ceño y agitó una mano frente a la cara de contrario.

—¿Te golpeaste la cabeza? ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? Vamos, la marea está empezando a subir. No hay tiempo que perder. Saca el cuerpo.

—El cuerpo—  repitió él, luciendo perdido. — Ella está... no está muerta. Simplemente está inconsciente.

MinGi giró hacia otro lado, apretando la mandíbula. No quería sentir pena por ese idiota intolerante, pero era imposible no hacerlo.

Lost [ MinJoong ] +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora