Lost [ MinJoong ] +18

CAPÍTULO VIII

MinGi nunca había sido una persona particularmente religiosa. Pero pensó que si Dios existía, la lluvia pararía por la mañana y él podría escapar del refugio.

Si Dios existía, claramente no le importaba un comino.

Se despertó a la mañana siguiente con el monótono tamborileo de la lluvia. MinGi suspiró y miró al chico tendido sobre su pecho. Los huecos en el refugio dejaban entrar la luz del día suficiente para ver. Se quedó observando el rostro engañosamente dulce de HobgJoong, sus labios entreabiertos que seguían rozando su pecho cada vez que respiraba, sus largas y oscuras pestañas y esa piel suave y dorada.

MinGi miró hacia otro lado y apartó al chico de encima.

La confusa maldición habría sido divertida si MinGi no estuviera de tan mal humor. Esa había sido una idea terrible. ¿Qué había estado pensando?

—Imbécil— gruñó HongJoong, adormilado.

MinGi se puso de pie y salió desnudo. Orinó, se cepilló los dientes y luego se lavó bajo la lluvia tibia, mirando el cielo gris con el ceño fruncido.

Estuvo tentado de quedarse afuera, al diablo con la lluvia, pero no importaba lo cálido que estuviera, permanecer mojado todo el día era una mala idea. No podían permitirse enfermar. No tenían ningún medicamento. También se les estaba acabando la pasta de dientes y la sal, y sus mantas se estaban volviendo insalvables incluso sin tener semen por todas partes.

MinGi se pasó una mano por la cara, con los hombros caídos. Todo bien. Lo hecho, hecho está. No tenía sentido llorar por la leche derramada. La noche anterior había sido un error, pero no lo repetiría. Simplemente se había sentido frustrado. Nervioso. Mientras mantuviera su polla fuera de esa pequeña mierda reprimida, estaría bien. Una especie de jodida imprudente como esa no tenía que cambiar nada.

Sintiéndose un poco mejor, regresó al refugio. HongJoong estaba tendido boca abajo, durmiendo plácidamente en la ropa de cama de MinGi. Seguía desnudo.

La mandíbula de MinGi se apretó, su nueva calma se evaporó en un instante. Apartó los ojos de ese culo redondeado y pateó a HongJoong en la espinilla.

— Fuera de mi cama.

Kim por su parte solo murmuró algo adormilado y lo ignoró. Los ojos de MinGi volvieron a ese suave y regordete culo. Él era solo un hombre. Apartando la mirada de nuevo, se inclinó y gruñó en el oído de HongJoong:

— Fuera. De. Mi. Cama. O lo tomaré como una invitación para follarte.

HongJoong se puso rígido antes de sentarse tan rápido que sus cabezas casi se golpearon.

Miró a MinGi con expresión adormilada, pasando una mano por su cabello.

—Vete a la mierda—dijo, con las mejillas sonrojadas. —Ya es bastante malo que hayas abusado de mí anoche. Si crees que te dejaré hacer... hacer...— su sonrojo se profundizó y frunció el ceño, incapaz de verlo a los ojos.

Resoplando, MinGi se estiró en su ropa de cama. Observó a través de los ojos entrecerrados mientras HongJoong se sentaba allí, luciendo avergonzado y perdido. Casi sintió lástima por él, el tipo claramente estaba asustado por lo que había sucedido la noche anterior, excepto que HongJoong no le agradaba lo suficiente como para sentir verdadera simpatía por él. En su mayoría, Kim solo lo molestaba y lo excitaba, lo que solo lo molestaba más. Pero joder, era encantador. Su cabello había crecido fuera de su corte de pelo corto y ahora era un lío de rizos castaños claros, y sus labios regordetes prácticamente pedían ser besados o tener una dura polla estirándolos. Y esas pestañas ridículas...

—¿Has terminado de comerme con los ojos?— dijo HongJoong.

—No— respondió MinGi, dejando que su mirada recorriera el cuerpo del chico, su excitación se disparó al ver toda esa piel suave y dorada. Su mirada se detuvo en los pezones de HongJoong, marrones claros y bonitos. Nunca había pensado que los pezones pudieran ser bonitos, pero de alguna manera, los de ese chico lo eran.