08

64 9 0
                                    

Mina se encontraba frente a su lápida acompañada de su antigua profesora, totalmente fuera de si al ver cómo Nayeon se iba por sus propios medios sin comentar al respecto de lo que la mujer le había dicho.

No podía juzgarla por la mirada llena de impacto que la castaña  expresó al verla más de un minuto sin desmayarse.
Su corazón aún latía fuertemente, aunque estaba aliviada de que no cayese inconsciente y que estuviera consciente que ella existía aunque solo fuese como hermana gemela de Myoui Mina.

Apretó sus labios cuando la mujer a su lado tomó su brazo como apoyo para llorar después de ofrecer sus condolencias. Estaba sintiendo una lastima por esa mujer que lloraba a alguien que estaba a su lado creyendo que había muerto.

—Jamas mencionó que tenía una gemela.

—Uh, bueno... Por tanto maltrato, creo que... Era lo menos relevante.

La señora Kim dejo de tomar apoyó en su hombro, como si Mina fuese dicho algo que le interesara. La japonesa miraba el concreto bien adornado y sentía esos ojos de la mujer sobre ella, causando que no se sintiera del todo bien. Y por supuesto, iniciando sus reprimendas internas por decir algo que suponía no debía decir.

—¿Dónde estuviste cuando eso ocurrió?

Mina no pudo evitar tensar su cuerpo por el error cometido. Aún no había creado alguna excusa para esa pregunta que algunos cercanos a ella podrían crear.

Tragó saliva también ante la voz acusadora de la mujer, lo cual era lógico si lo veías desde su punto de vista, aún cuando la chica a su no tuviese la culpa.

—Madre...

—¿Tu madre te llevó contigo? —Mina asintió viéndola cabizbaja. Kim tenía el ceño fruncido, totalmente confundida o expectante a las respuestas que Mina le daba.— ¿Desde cuándo?

Mina tuvo que traer a su cabeza esos recuerdos cuando su madre la abandonó, aquel día que la japonesa llevo una enorme golpiza por su culpa por arte de su padre.

—Desde los 12 años.

—Pudo llevarlas a las dos, esa... —pareció morder su lengua, desviando la mirada de Mina, quien no defendería a esa mujer ni en la peor de las humillaciones.— Discúlpame.

—Descuida.

No podría valerle menos.

La profesora Kim se acuchilló, ordenando los adornos y flores que la lápida tenía, tan cuidadosa como siempre había sido ella con Mina en aquellos días de estudiantes.

Mina apretó sus manos unidas entre si. Estar en su posición le era imposible agradecerle por todo lo que había hecho por ella, y decir cualquier comentario solo aumentaría sus preguntas al respecto y Mina creía no poder excusar cualquiera de ellas.

No sé cuánto tardo ahí de pie, mirando a la mujer organizar todo, escuchándola sobre como trataba a su "gemela" antes de que la desgracia ocurriera. También comentó que no pudo despedirse como debía porque ese día no estaba en Seúl.
Y con esa confesión vinieron lágrimas que Mina no supo cómo detener.

—Lo lamento.

—Fue difícil, yo...

El móvil de la japonesa los interrumpió. Mina tuvo que susurrar una disculpa a la profesora, que solo negó con esas lágrimas bajando por sus mejillas con una gesto de que no debía preocuparse.

—Momoring, ¿Saliste? —murmuró antes de voltear hacia otro lado y caminar lejos de la mujer. Tras oír una confirmación, Mina sonrió aliviada. No estaría sola en casa con ese hombre en aquella enorme casa.— No, estoy... Um, bueno —miró hacia atrás y la profesora Kim la atravesaba con la mirada. Mina reconoció esa mirada porque así la veía cuando la estaba cazando para besarla en la universidad— M-me encontré a...

Persistencia | Minayeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora