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Empezó a caminar por la calles oscuras, desoladas por ser pasada la media noche, aunque si habían ebrios fuera de bares o clubs. Y caminar no era suficiente, aceleró su paso y terminó corriendo mientras esbozaba una enorme sonrisa que no podía retener por más que quisiera.

El viento golpeando contra su cara mientras corría, el tiempo de lluvia dejando caer algunas gotas cuando solo faltaban algunas cuadras para llegar a casa, nada hacia desaparecer la emoción que se revoltijaba en su panza, esas mariposas removiendose con salvajismo.

Estaba feliz.

Cubrió su rostro con ambas manos al detener sus pasos y se inclinó cuando peinó su cabello hacia atrás, dejando que las gotas cayeran contra el mismo.

Su Unnie la había besado, su unnie le había correspondido el beso... Y de pronto empezó a reír, feliz, alegre... Toda la emoción se desbordaba por los poros. Podía escuchar su corazón latir fuertemente, no tanto por el maratón que había, sino por la sensación que aún permanecía en sus labios.

Los lamió bajo la lluvia, el sabor de la misma y podría jurar que el dulce sabor de su Unnie uniéndose entre si. Y no solo estaba feliz por besarla, estaba también feliz porque su Unnie la quería y la extrañaba.

—Unnie —sonrió nuevamente bajo las gotas de lluvia. Estaba completamente empapada, pero poco lo importaba coger un resfriado. Solo quería seguir sintiendo la sensación que Im Nayeon le había hecho experimentar.

Siguió su camino, manos en los bolsillos de su gabardina y jugueteando con el agua de la lluvia mientras se dirigía a casa. Estaba demostrando un comportamiento típico de una adolescente enamorada y sus mejillas no dejaban de estar rojas.

Cuando tocó la puerta fue recibida por Jeno, inmediatamente su cuerpo se tensó, pero el solo se hizo a un lado con una sonrisa perversa, como si estuviese tramando algo.

—Podria jurar que los latidos de tu corazón son una ametralladora porque venías corriendo, pero... —rió antes de continuar, tras un fuerte estruendo antes de pasar por el lado una Mina totalmente a la defensiva.— Hueles a Im Nayeon ¿Acaso te la cogiste?

Mina apretó sus labios no dispuesta a poner en discusión algo que a él, definitivamente, no le incumbia. Por lo tanto, no comentó al respecto y se fue a su habitación o a la que se había mudado recientemente.

Había olvidado mencionarlo a Momo, pero estaba muy ocupada en su trabajo que Mina no el había visto la cara desde pasado ya dos días.

La japonesa estaba dejando pequeños charcos al caminar y cuando llegó a su nueva habitación estaba a oscuras, apenas la luz del baño atravesando las rendija y por ello la habitación iluminada levemente. Mina encendió las luces, sin esperar que tomara el resfriado su cuerpo se dirigió al baño y empezó a quitarse la ropa.

Obviamente, no reviso el lugar, después de todo se supone que la habitación era de ella y estaba completamente vacía ¿Verdad?

Se quitó la ropa, quedandose en ropa interior. La ropa mojada debía meterla a lavar, pero lo haría después de una ducha aunque... Al abrir la puerta deslizable, vió el esbelto cuerpo de Hirai Momo totalmente desnudo y lleno de espuma.

—¡Momoring! —expresó confundida y sus manos automáticamente cerraron otra vez para no seguir siendo irrespetuosa con la japonesa mayor.— ¡Y-yo no sabía! ¡Lo siento mucho, Momoring!

Juraría que no escucho la regadera.

Cubrio sus pechos y también su entrepierna a pesar de tener el boxer para no sentir más vergüenza, pero había algo extraño antes de que saliera del baño para dejarle la privacidad a Momo por completo.

Persistencia | Minayeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora