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—¿Cómo me pudieron hacer esto? —refunfuñó Momo, protestando a quienes le habían dejado a cargo la casa mientras ella estaba de viaje.— ¡Demonios!

Mina intentó calmarla tomándola de la mano para que dejase de estar alterada y enojada con esas personas frente a ella. Mina notaba como intentaban ocultar la sonrisa que ver la actitud de Momo le causaba, pero solo decidió tomarla de la mano para que la mirase.

Sabía o se hacia una idea de lo que esa casa significaba para la japonesa mayor, pero de acuerdo al papeleo que esas personas mostraban dejaban en evidencia que la nueva dueña era Kim Chaewon y su pareja.

Y Mina trayendo a la mente ese nombre, recordó lo extraño de su comportamiento además del miedo que se reflejaba en su rostro cuando debía mostrar los papeles de la propiedad.

—Podemos ir a otra parte, Momoring. —sonrió levemente, entrelazando sus dedos con nerviosismo para convencerla aún mas. Estaba siendo muy atrevida las últimas horas, pero no podia permitir que se burlaran de alguien como Hirai Momo tan descaradamente.

Mina tenía esperanza de que hubiese solución, aún así, estando alterada no la encontraría y solo provocaría más burla.

—Momossi, hazte a un lado —Momo no lo hizo por no obedecer, sino por confusión y extrañeza de la dulzura que desprendió esa voz del chico. Y... Golpeó su frente cuando Jeno golpeó al hombre, que estaba humillandola, justo en la nariz— Maldito mortal.

Mina se encogió cuando pasó por su lado y segundos después Momo guío la silla de ruedas en esa misma dirección.

—Ya, podemos irnos. Los humanos que se creen importantes me cabrean. —se hastío bajo un gruñido— Simples seres inferiores solo deberían existir para complacerme.

...

La casa que había encontrado después de aquel altercado era amuy cálida y cómoda. Tenía más de tres habitaciones con sus respectivos baños instalados, una sala de estar con sofás de calidad buena y cómoda, un albergue y un cuarto de juegos.

Jeno evidenciada la curiosidad al recorrer cada parte de la casa, Momo no dejaba de preguntarle cómo había conseguido una casa así y Mina se encontraba haciendo su terapia diaria aunque fueran casi la media noche.
Respiró hondo en cada paso que daba, además de tener la necesidad de cumplir su meta porque Momo no estaba con ella.

Logró su cometido bañada en sudor y respiró de alivio la sentarse en la silla de ruedas, pero aún estando allí estiraba sus brazos como orden de su doctora.

Mina no queria siempre depender de Momo, además de querer salir unos minutos para recordar las calles abundantes de Seúl. En Japón siquiera había podido hacerlo por el repentino viaje y tal vez por primera vez necesitaba salir a caminar a solas, pero sin nada de ese miedo que anteriormente tenía.

Se sentía un poco más segura de si misma y segura de salir sin Momo aunque fuesen solo minutos.

—Hmmm, no me había fijado en esta área. —escuchó la japonesa a sus espaldas y al mismo momento un escalofrío azotó toda su espina dorsal, haciendo que quedase estática en la silla de ruedas.

Cada paso que se acercaba hacia que su corazón latiera más fuerte.

Ciertamente, estar en compañía de Momo y él, no le causaba tanta ansiedad, pero en ese momento sentía sus huesos helados, Momo no estaba alrededor y eso causaba que el miedo fuese aterrador.

—Mi-na-ssi, puedo escuchar lo aterradoramente rápido que late tu corazón —comentó bajo una risita, alterando más el miedo de la japonesa que hacia lo posible por mantener la calma.— ¿Me tienes miedo?

Persistencia | Minayeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora