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No tenía ánimos.

Por una parte por lo que había escuchado en aquella habitación, le dolía saber que Momo estaba engañandola y burlándose a escondidas, pero otra parte se sentía preocupada por esa expresión que mostró antes de meterse a la casa.

Podía ser parte de una trampa, pero ¿Cómo deshacía todo el cariño es un chasquido de dedos por alguien que la hacía sentir segura y querida?

Nayeon no la soltó de la mano en ningún momento, y eso le traía las emociones a punto de soltarlas, acompañadas de lágrimas en el proceso. Y, bien, quizás era lo más conveniente para no encerrar ese dolor, pero tampoco quería preocupar a su unnie.

Dejó salir un suspiro, pero lleno de pesadumbre un poco tembloroso, como si estuviese a punto de llorar, lo cual llamó la atención de Im Nayeon quien la tiraba del brazo para que entrase al departamento.

-Hyessi, ¿Estás bien? -la tomó desprevenida que subiera sus cálidas manos a su ruborizado rostro. Esos ojos cafés brillaban, mezcla de preocupación en ellos- Si no querías venir, está bien. Momo puede seguir gastando su dinero en ti sin problema...

Mina desvió la mirada cuando escucho ese nombre, una mezcla de dolor y odio acaparando su pecho incluyendo lágrimas reunidas en sus ojos.

-No es... Eso. Yo, h-huh...

-¿Quieres que la llame?

-¡No! -quitó las manos que rodeaban sus mejillas en un ataque de emociones, pero murmuró una disculpa, tomando las manos llena de timidez de su Unnie que se veía sorprendida- Momo... E... Es-esta ocupada... Lo siento.

Unió las manos que tenía entre las suyas y besó cada dorso, frotando sus mejillas con una leve sonrisa en sus labios.
No faltaba mucho para perder su conciencia, por lo tanto, debía disfrutar cada hora que quedaba de día con su Unnie.

-Te extrañé, Unnie -ladeó su rostro, aún apoyando su mejilla en los dorsos de Nayeon. Mina aprecio como esas mejillas tomaron un poco de color rosaceo.

-Tambien yo, Hye-ssi. Tanto que estoy conteniendome de no comerte la boca -murmuró, con un toque ronroneante y sexy con sus ojos directamente en los labios de una enrojecida Mina. Su corazón se aceleró y sintió una punzada en la cabeza de su amigo- probemos lo que trajo el mapache.

Mina inconscientemente había formado un puchero cuando su Unnie toma una de sus manos y la arrastró a la cocina. Lo cual no fue desapercibido por Nayeon y la tomó desprevenida, besandola antes de ir por la comida que había prometido.

-Eres preciosa, Hyeju.

El humo salió de la cabeza de Mina cuando Nayeon rodeó la isla para calentar la comida, además de la risa que la misma había soltado por el comportamiento de la japonesa.

La japonesa mantenía la mirada en la cesta de frutas frescas que estaba encima de la isla, sus manos unidas, estrujándose los dedos con nerviosismo a causa de lo que estaba pasando.

No sabía si podía seguir con tantas sensaciones en el cuerpo que su Unnie le brindaba con su compañía y sus palabras.

"Demonios"

Su celular vibró dentro de su bolsillo, asustandola y dudo de ver de que se trataba, a fin de cuentas solo tenía el número de Momo y de su Unnie. Quizás debió apagarlo.

Suspiró, y terminó abriendo el mensaje y ciertamente, era Momo.

«No sé qué carajos hice para lastimarte, pero me hace feliz que eso causará que te fueras con Im Nayeon. Al menos sé que estaré en tu mente aunque sea odiandome. Probablemente leas este mensaje, o tal vez no, no lo sé y está bien. Odiarme, es lo más correcto.

Persistencia | Minayeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora