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Capítulo uno

                      Leanne...

Una visita inesperada

La Habana

«el deber llama»

Son 365 días en los que doy vuelta por la vida creyendo que todo está bien, que nada pasará y seguiré con la vida que escogí. Una vida que no está ligada a la muerte de alguien, que no está constantemente en riesgo.

Eso sería lo que diría en alguna conferencia importante.

La fría brisa de la mañana golpea mi rostro, levanta la arena de la playa, siento el frío de la soledad y del dolor, todo junto me vuelve nada. Al mirar al cielo me imagino en una nave con el mismo destino que hace dos años, si alguien me preguntara que es lo que siento cuando pienso en alguien seria dolor y rabia, que comparado con la nostalgia no es nada, solo son sentimientos que pueden desaparecer de la noche a la mañana, pero las preguntas son.

¿En que momento?

¿Qué día o noche?

«Cuando te aferras tanto a algo te das cuenta que entre más aferrado estés, más daño te harás»

Como si te aferraras a una flor con espinas sabiendo que te lastima y te hace sangrar, sabiendo que no importa cuanto intentes sobrellevar el dolor, seguirá doliendo. El ruido que hace el motor de los aviones al volar llama siempre la atención, los observamos por un largo tiempo esperando saber donde aterrizaran, cuanto bajo viene y lo emocionante que es verlos. Cada nave, ya sea avión o barco siempre llaman la atención, del más lujoso hasta el más mugroso y dañado, son cosas de la vida, algunas cosas llaman la atención, otras no tanto, muchas cosas duelen, otras no tanto pero algunas simplemente te destruyen sin esperarlo. A veces esperamos que todo sea un sueño, que todo termine y comience un nuevo ciclo.

Las personas creen que exageramos, pero es simple; nunca nos enseñaron a saber perder, a sobrevivir a la vida, debíamos aprenderlo por nosotros mismos, ¿Ha funcionado? Algunos lo intentan y otros solo se dan por vencidos.

Aprendemos. Cada día que pasa aprendemos más, aferrándonos a ella.

—Señora Carmen —Saludo. Mientras se mece sobre la silla.

—¿Pero a donde te has metido chica? —pregunta la cacera al verme. Sonrió abrazándola por detrás con cariño —. Si, si ya entendí, me pagas el otro mes

—No, en realidad tengo el dinero aquí —se lo entrego haciéndola reír —. Vez, siempre te pago a tiempo.

Me doy un baño rápido y seco mi cabello para empezar a vestirme escuchando la fuerte música de mi vecino justo enfrente y para que le siga molestando la bailo frente a mi ventana.

La fría brisa de la noche acaricia mis piernas al salir de la residencia. Sonrió al chofer que espera por mi antes de abordar el auto. Los novios se casan en la playa y yo tengo que hacer un gran esfuerzo en mantenerme de pie ya que ayer fue la despedida de soltera y terminé peda por tanto alcohol que consumí. Escucho los votos de la novia, muy cursi para mis gusto, nunca cambian las tradiciones. ¿Quién se casa en mitad de la noche? La ceremonia acaba dando paso a la diversión para los niños que salen disparados hacia el mar, les doy veinticuatro horas y ya tendremos uno ahogado por falta de supervisión de los padres.

Me iría a la cama justo ahora para poder recuperarme de la bendita resaca, pero le prometí a los novios estar para la fiesta antes de que se marchen a la luna de miel. Tomar un descanso en la playa bajo las estrellas seria perfecto. Pero los niños corren de un lado al otro levantando la arena que se pega a mi cuerpo.

CARICIAS PELIGROSAS: Red De Mentira Y PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora