CAPITULO 3 - IRASCIBLE

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ALEXANDER

Lanzo los contratos encima de mi escritorio, haciendo que los documentos se salgan de su carpeta y se esparzan por la oficina, suspiro frustrado, siento que necesito un maldito descanso urgente, estos últimos meses no he podido salir de esta puta oficina, además de que no he podido hacerme cargo de los negocios familiares de mi madre, apago mi portátil, dejando los planos a medias, tomo mi saco y salgo.

--- Señorita Brown, no quiero ninguna llamada por el día de hoy y recoja el desorden de la oficina – le indico a mi secretaría que levanta la mirada casi asustada y arqueo una ceja.

--- pero señor, tiene una reunión a 12:00 p.m. con los inversionistas de Barcelona --- mira el reloj en su muñeca -- y ya son las 11:00 p.m. – ¿y eso a mí me importa por?

--- Que se vayan a la mierda y dejen de joderme – me acerco a su escritorio y me inclino – no lo repetiré, cancele las reuniones -- sigo mi camino, marcando el número del cabrón de Dylan, pero tiene las agallas de no contestarme.

Me dirijo al parqueadero interno de la empresa y me subo en mi auto, saliendo a toda velocidad de ese encierro que está a punto de volverme loco, me la paso de reunión en reunión, no es que me quede grande nada, yo soy perfecto puedo con eso y mucho más, lo que pasa es que Dylan es un maldito acosador que no me va a dejarme en paz hasta que salga con él, cómo en los viejos tiempos, puto sentimental, nos conocemos desde que éramos pequeños, estudiamos en la misma universidad, aunque diferentes carreras, él es todo lo opuesto a mí, trata de llevar una vida "sana" por el contrario yo estoy hundido en el lodo, no soy una persona muy tratable o al menos eso dicen, para mí, el significado de perfección soy yo y las miradas de las mujeres en la calle me lo confirman, sé el efecto que causo en ellas, aunque yo deba fingir que causan algún efecto en mi para llevarlas a la cama y luego desecharlas, no me van las relaciones estables.

Dejo mi auto en el parking de la clínica y me adentro hasta el consultorio del imbécil, no sin antes pasar por la recepción y sonreírle con coquetería a la mujer, me la he llevado a la cama un par de veces, que puedo decir he tenido mejores polvos, observo el alrededor y me siento orgulloso por él, aunque nunca se lo voy a decir, es un excelente doctor, un poco sentimental, pero que se le puede hacer, el cabrón siempre ha estado en mis mejores momentos y en los peores también. Levanto mi mano para tocar la puerta, pero antes de que lo haga se abre, dejándome ver a mi amigo y una mujer. La observo y noto de inmediato el deseo en ellos, veo como me devora con la mirada y sonrío internamente, definitivamente todas caen redonditas.

Ella tiene la piel demasiado pálida, se le nota un gran manchón rojo en un pómulo y la detallo un poco más, algunos morados se le alcanzan a notar en sus brazos, que intentó cubrir con alguna crema, el labio lo tiene partido y tiene una herida que apenas está cicatrizando en su cabeza, es demasiado baja, tal vez metro sesenta por mucho, su pelo es muy negro y sus ojos son verdes, un tono de verde que no había visto, un sinfín de mujeres han pasado por mi cama, pero nunca con esos ojos, la repaso de arriba abajo, Se ve ... cogible, Dylan carraspea y me despabilo.

---Cabrón te he estado llamando y no me contestas – hablo rápidamente para que no noten que me he quedado más tiempo del necesario detallándola, le palmeo la cara.

--- Tengo pacientes – señala a la mujer y me pregunto que le habrá pasado para estar así, ¿Un accidente?, ella no levanta la mirada --- me voy a demorar un poco más, así que amigo mío tendrás que posar tu bello culo en la sala de espera – me señala las sillas y hago una mueca. ¿Yo? ¿Quedarme aquí como si fuera un paciente más?

--- Dylan, sabes que no tengo mucho tiempo, vivo con la agenda apretada y ahora me vas a mandar a la mierda, así como así – me cruzo de brazos y de inmediato siento la mirada de ella sobre mí, es obvio que le gusto, pero ¿a quién no?

INQUEBRANTABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora