CAPITULO 6 - PERSUASIÓN

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ALEXANDER

Tuve que pasar la noche en unos de mis hoteles, no quise incomodar a Ava, dada la situación, ¿desde cuándo me preocupa la incomodidad de los demás? Estoy seguro que esto lo hago solo por Dylan, Estoy jodido, tomando demasiadas contemplaciones, nunca por mi mente hubiera pasado el dejar que alguien se quedara en mi apartamento, pero ahora, empiezo a dudar de mí mismo, ¿qué es lo que tiene esa mujer?, no me he podido explicar la necesidad de protección que tengo sobre ella.

Me observo en el espejo, acomodo mi traje, una vez impecable, miro el reloj de mi muñeca que marca las nueve de la mañana en punto, salgo para la empresa, el día apenas empieza y ya quiero volver a mi apartamento. Concéntrate joder.

Debo comunicarme lo antes posible con Dylan, necesito detalles.

--- Buenos días --- saludo a mi secretaria, me mira sorprendida, y no es para menos ¿Desde cuándo doy los buenos días?

--- Señor Ivanova – se mira las manos nerviosa. Igual que ella, mierda porque estoy pensando en Ava. – Ava no ha llegado aún, seguro se le presentó algo --- me observa con ojos suplicantes, como si temiera una represaría hacia su persona.

--- Si, no hay problema --- me mira con la boca abierta --- ¿Qué?

Toma rápidamente la agenda y pasa las hojas a toda velocidad.

--- Hoy tiene dos reuniones, con los inversionistas de Paris y Londres, además lo estuvo llamando insistentemente el señor Izan, le dejó un recado --- me pasa una pequeña nota.

--- Bien, haga pasar a los señores – me adentro en mi oficina, y abro la nota, "comunícate conmigo de inmediato, las cosas se están calentando" –- mierda.

Los dos hombres ingresan a mi oficina, y proceden a sentarse frente a mí.

--- señores --- les doy un apretón de manos --- ¿a qué debo el honor? --- Digo con sarcasmo, su presencia aquí en estos momentos es lo que menos necesito, los carroñeros solo aparecen cuando hay problemas.

--- Señor Ivanova --- empieza el parisiense, Jean Lambert – Nos hemos enterado por diferentes medios que tuvo problemas recientemente.

--- Quizás --- me recuesto sobre mi silla --- ¿Solo vinieron a preguntar eso? Si es así --- les señalo la puerta --- bien puedan.

--- No lo tome de mala manera señor – habla el de Londres, Henry Williams --- Solo queremos que el negocio no se vea afectado por sus impulsos --- arqueo una ceja incrédulo.

--- No soy el que pierde negocios fácilmente, eso ya deberían saberlo, pero si no están seguros, entonces lo mejor sería romper toda clase de vínculo – los observo enojado, se miran entre sí.

--- Claro que no señor --- contesta Jean --- Entienda que cada vez que hay un escándalo, las acciones se ven afectadas por la mala imagen que le da al mundo, sabe que esta es una empresa internacional, además de la buena arquitectura, también debe cuidar su imagen personal.

--- Y meterse con el hijo de la competencia deja mucho que decir --- continua Henry --- hace ver como si ellos fueran mejores que nosotros, sabe que no debe meterse con esa clase de personas, además, el joven Joshua ... --- La sola mención del nombre me pone a hervir la sangre y le doy un golpe al escritorio haciéndolos callar de inmediato.

--- ¿Quiénes se creen para venir a darme ordenes? ¡No tengo que darle explicaciones a nadie de lo que debo hacer! --- me levanto enceguecido --- lárguense de mi oficina, si no quieren que esto se vaya a peor, y saben perfectamente a lo que me refiero, a mí nadie me desafía, y mucho menos se atrevan a darme ordenes, sus posiciones no dan para eso --- el par de hombres se levanta a la velocidad de la luz, dejándome solo en la oficina, levanto de inmediato el teléfono.

INQUEBRANTABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora