CAPITULO 12 - FRACTURADA

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ALEXANDER

Me paseo de un lado para otro en mi apartamento, no puede ser que se me haya escapado de las manos.

--- Tienes que calmarte – Giorgia pone su mano en mi hombro.

--- Explícame de nuevo, que mierda haces aquí.

--- Vengo a acompañarte – acaricia mi cara y me retiro bruscamente --- antes no despreciabas mis caricias.

--- Tú lo dijiste, antes, ahora no me interesa.

--- ¿Por qué? ¿ella es mejor que yo en la cama? --- la miro lleno de rabia.

--- Deja de hacer preguntas estúpidas --- se levanta sonriente.

--- Eso quiere decir que aun no te acuestas con ella.

--- Para con eso, no es de tu incumbencia.

--- Lo es, cuando vas a ser mi espo... – la corto.

--- Por conveniencia, no te equivoques, esto es solo negocios. – sus ojos se ponen cristalinos.

--- ¿Ahora serás fiel a ella? ¿Estarás detrás de ella como un maldito perro faldero? – la tomo del cuello y hablo entre dientes.

--- Deja de tentarme, sabes muy bien que puedo hacer que tus ojos no puedan volver a ver la luz – el miedo cruza sus ojos y se zafa de mi agarre.

--- Bien, lo he entendido – toma su bolso y me mira por ultima vez ante de salir – Sabes muy bien, que lo que estás haciendo está mal.

El celular vibra en mi mano y contesto de inmediato al ver el nombre de Dylan.

--- Ya despertó --- es lo único que dice y cuelga, me dirijo a mi habitación y tomo la carpeta.

Camino a paso apresurado por el pasillo de la clínica, miro en mi mano el ramo de rosas, y me pregunto si será buena idea, hacer este tipo de cosas, Dylan se encuentra parado al final del pasillo, frente a su habitación.

--- Te demoraste.

--- Había tráfico --- baja los ojos al ramo de flores y me mira levantando una ceja – Es solo un presente.

--- Si claro --- camina hacía la ventana y observo el cuerpo de Ava tendido sobre la camilla, está delgada, estuvo una semana en cuidados intensivos debido a la herida de su abdomen, su piel es aún más pálida --- Se recupera a buen ritmo, no te preocupes.

--- ¿Puedo entrar? --- asiente.

Abro lentamente la puerta, el rostro de Ava se voltea hacía el ruido, debajo de sus ojos se pueden ver unas grandes ojeras, me acerco la camilla y me observa sin decir nada, extiendo las flores con fuerza haciendo que unos cuantos pétalos se desprendan, estoy nervioso.

--- Son para ti – ella me observa en silencio y me muevo incomodo. --- ¿Cómo te encuentras?

--- Bien. --- dice con voz rasposa.

--- Lo lamento tanto Ava.

--- No es tu culpa --- voltea a ver a otro lugar.

--- Siento que fue mi culpa, no llegué a tiempo --- intento tomar su mano y la quita bruscamente.

--- No me toques. --- asiento.

--- Disculpa, lo entiendo totalmente --- dejo las flores en la mesta al lado de su camilla.

--- ¿Dónde están?

--- ¿Quiénes?

--- Sabes perfectamente de que hablo. – aprieta sus puños.

INQUEBRANTABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora