ᥫ᭡ 𝟣𝟣.- 𝖢.𝖢 𝖲𝗈𝗅𝖾𝗂𝗅

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Estaba yo en la orilla del mar, era el mejor punto del atardecer y la brisa fresca acariciaba mi cabello. Estaba sola y sin nadie más, hasta que de repente apareció una paloma blanca justo al lado mío. Me saqué de onda, pues en la playa era poco inusual que haya este tipo de aves, así que puse mucha atención a lo que hacía. La paloma dejaba en su camino pétalos de rosa mientras volaba, y rápidamente supe de quien se trataba: era Afrodita, mi madre. Por primera vez desde que me reclamó, dio señales de vida hacia mi. Me emocioné y poco a poco me fui acercando hacia la ave, cuidando de no asustarla, pero a menudo que caminaba esta se iba acercando a mi y pude ver como trataba de decir algo. Me acerqué corriendo y todo comenzó a tensarse de una manera inexplicable. Pero desperté. Desde un principio supe que era un sueño, pero se veía tan real, lo juro. Juro que cuando me levanté, me levanté de sorpresa y de la sorpresa me caí de la cama.

Que tonta.

Cuando caí al suelo se escuchó durísimo cuando toque el suelo, de milagro no se despertaron mis hermanas, ya que tienen el sueño pesadísimo. Me sobe la cabeza en respuesta de la caída y cuando me di cuenta, sentía un gran dolor en la columna.
Me paré a como pude a hacer mi rutina de mañana, dado a que a las demás seguían en el quinto sueño y para mi ya era un poquitín tarde.

Durante el día seguí con mis actividades típicas pero de repente volví a sentir un gran dolor en la espalda baja, justo como antes, incluso más fuerte. Lo dejé pasar, pero lo que no dejé pasar fue un moretón por el codo. Quien sabe como me hice el moretón pero también me comenzó a doler cuando lo revisé.
Fui directamente a la enfermería, probablemente tengan soluciones al menos al dolor. Pero sin embargo, allí estaba C.C. Que suerte.

- Hola linda, ¿cómo estás? ¿Qué necesitas? - se acercó a mi de manera atenta, proporcionándome una cara de preocupación.

- Oh pues te diré - hice una cara de sufrida de broma - me caí de la cama y me agarró un dolor en esta parte. - dije señalando el área en el cual sentía malestar.

- Oh ya veo. - miraba atentamente. - pues no soy una experta pero solamente es por la caída, te aseguro que en unos días se te pasará, lo prometo.

- Cuidado con eso de prometer, porque sino se me quita te voy a echar la culpa. Mejor dame algo para que me deje de doler.

- Esta bien, pero solo si me das un besito.

- ¿Perdón?

- Si, dame un beso y te daré algo para que te deje de doler.

- ¿De qué dolor estamos hablando?

- Pues el de tu espalda, ¿no?

- Ajá, y que tiene que ver un beso.

- Pues nada, pero solo dame uno y ya.

¿Que me estaba pidiendo acaso? ¿Un beso? Que ridículo. Claramente después de esto me quedó clarísimo las intenciones de esta muchacha eh. Pero bueno, yo ya soy una papa casada (no del todo) y no puedo prestarme a estos jueguitos.

- Sabes, yo creo que seguiré tu consejo, esperare hasta que me deje de doler. - continúe hablando mientras me retiraba de manera sigilosa hacia la puerta.

- No no no, tú no te vas sin que me des el beso. - exigió la morena, agarrándome la muñeca, apretándola.

Me jalo hacia ella y presiono sus labios contra los míos. En un mar de emociones, no podría describir el sentimiento que siento en este momento, sentí como si estuviera haciendo algo mal (claramente lo estoy haciendo). Podría haber sentido vergüenza, sorpresa, entre otros, pero este era como si estuviera engañándola, a Clarisse.

𝒢𝐫𝐞𝐞𝐝𝐲 ༅ || Clarisse La Rue. ⬷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora