Suspiro pasando mi mano por mi cabello, una vez más, lo hago con frecuencia cuando estoy nerviosa, o simplemente ansiedad.
En estos momentos ni sé porque lo hago.
Me encuentro en el gimnasio, corrí del apartamento hasta aquí, está es una de mis rutinas diarias, la cuál estaba abandonando por mi trabajo.
Bebo un sorbo de mi agua mineral, estaba haciendo flexiones.
El lugar se encuentra bastante transcurrido, al parecer no fui la única en aprovechar las primeras horas del día.
Noto la mirada de unos ojos verdes sobre mí, pertenecientes a un hombre de cabello amarillento, él levanta la comisura de sus labios en una sonrisa cuando nota que me he dado cuenta.
La ropa deportiva, marca mis atributos de manera generosa, y no deja nada a la imaginación.
—¿Cómo vamos? ¿Cansada?—pregunta el entrenador al notar que he hecho una pausa— Admito que pensé que abandonarías el gimnasio.
—¿Abandonar mi rutina?, No gracias.
Suelta una leve risa, sin dejar de verme.
—Cinco flexiones más y podrás irte, no te esfuerces, puesto que lleváis algo de tiempo sin entrenar.
Asiento, obedeciendo.
Empiezo poco a poco, el sudor recorre ni espalda, haciendo que arquee la espalda, estoy sudando frío.
—Realmente es usted hermosa—El acento acento británico no pasa desapercibido, puesto que su español es patético.
Lo observo, regalandole una sonrisa de boca cerrada.
Es el chico de ojos verdes que me observaba hace un rato.
Es atractivo, nada comparado con Harold Scott, pero está "normal".
Es indudable que mis expectativas se basen en mi jefe..
Ninguno dice nada, no me atrevo a romper el hielo, por lo que solo recojo mis cosas.
—¿Te irás?
Asiento.
—Fue agradable.
Digo antes de alejarme, dejando al hombre detrás de mí.
Camino recto saliendo del lugar, en dirección al estacionamiento.
Deje el automóvil..
Mi humor empeora en solo segundos, dándome la vuelta para salir.
Caminar no está en mis planes, por lo que pido un Uber, que tarda media hora en llegar.
Agradezco luego de cancelar, y bajar del auto, subiendo en dirección a mi piso.
En la recepción no hay nadie, por lo que sigo sin prestar mucha atención.
Abrí la puerta dejando que la melodía de las canciones de Demi Lovato inunde mis oídos.
Rihanna me dedica una mirada despectiva, mientras centra su atención en su ordenador.
—Traes mal aspecto.—Comenta sin verme.
No respondo y solo me dirijo a el refrigerador en busca de un agua mineral.
Salgo de la pequeña sala del comedor con la botella en mano, Rihanna está demasiado concentrada en su ordenador como para prestar su atención en mí, por lo que sigo hasta mi habitación.
Mi turno laboral empieza en una hora, por lo que podré ordenar mi habitación antes de irme.
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Condenados A Amar
Mystère / ThrillerCaer en el abismo del Harold Scott, es una de las fantasías de Pearl. ¿Qué hay de malo en crear escenas imaginarias con tu superior? -Caería en el abismo de aquel chico portador del apellido "Scott", Una y mil veces. Con el placer del mundo. Bandos...